Aunque nunca me lo hayas dicho, y aunque consideres que no es necesario, te perdono, te perdono con toda la sinceridad del mundo. Y he decidido perdonarte, porque hiciste un gran daño en mi alma, tal vez no te diste cuenta, pero así fue.
Pero el dolor ha
sanado, el acercamiento con Dios me dieron el coraje y la fortaleza suficiente para seguir en pie. Aunque hiciste mal, en mi
corazón no hay resentimiento, ni rabia, ni ningún otro sentimiento de desprecio
hacia ti. Ya te he perdonado.
“Perdono de
todo corazón y olvido para siempre, todo disgusto, agravio, deuda, desamor,
irritabilidad, agresión, traición, maledicencia y odio que me haya causado
cualquier ser humano, situación o cosa.” – Conny Méndez.
Alberto