Pasas a
segundo término, y todo se condiciona; las llamadas, los besos, las charlas, la
entrega. Tu amor no es libre, lo aprisionas, lo encarcelas, y tienes que vivir
ahí, encerrado junto a ese ramillete de sentimientos que no viven a plenitud.
¿Qué tan emocionalmente sano puede ser todo esto? Existen dos opciones: lo que
es “socialmente correcto” y lo que dice el corazón.
¿Acaso hace
falta valor para abandonar aquello que nos amputa la plenitud, o es el miedo de
estar solo? Es interesante observar cómo todo lo que construimos de nuestra
persona, en un instante cae en las manos de seres que nos limitan a sus intereses. ¿Aquello es amor?, ¿O
es una autodestrucción que lleva consigo un antifaz de felicidad que al paso
del tiempo, te destruirá?