Y creí esas
palabras que prometiste a la luz de la luna. Palabras que me abrigaron del frio
y dieron serenidad a mi angustia. Ese momento, esas palabras, me transportaron
a un lugar que por un instante se convirtieron en mi mundo. Vi reflejado el
futuro, mi futuro, nuestro futuro. Abriste la puerta, y me invitaste a
acompañarte.
Temí, pero tu
voz nuevamente me dio la seguridad que necesitaba. No me importaba nada, tú
estabas a mi lado. Pero ha pasado el tiempo, y de aquellas palabras sólo se
escucha un eco que cada vez más van formando parte del viento. Ahora, estoy encerrado, y de aquella puerta, por más que
busco, no puedo encontrar la llave que abre su cerradura.
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