domingo, 27 de junio de 2010

Disfrutando la soledad


Nuevamente me encuentro solo, sin compañía alguna y sin alguien con quien conversar. Pero asombrosamente no me siento triste, de hecho, hasta cierto punto me siento bien, creo que poco a poco he ido aprendiendo a disfrutar de mi propia soledad. Después de que el semestre terminó y me gané ciertas enemistades, me da gusto poder disfrutar las vacaciones que apenas inician y tener la oportunidad de refugiarme en mi habitación, aunque sombría y solitaria, siempre la he considerado mi refugio en donde puedo externar todo aquello que me molesta, me hace sentir mal y me incomoda.

Lo que me gusta de mi casa es que puedo subir a la azotea del segundo piso y observar como el viento –típico de estas fechas– mueve la gran cantidad de arboles que se ven desde arriba, especialmente el atardecer, la vista es magnifica desde ahí, me relaja admirar la huida del sol a la noche. Como me gustaría dormir arriba, alguno de estos días lo haré, ¿pero que pasaría si la “lechuza” vuelve a pararse en aquel tétrico árbol seco?, ¿será verdad que cuando el ave canta el indio muere?, vaya criatura, realmente es imponente, sale de noche, todos le temen y posee un par de ojos realmente penetrantes.

La verdad es que lloro como un niño pequeño, me siento como perro hambriento deambulando por las calles. Sin embargo doy gracias a Dios por permitirme la vida, trataré de ser feliz, sólo que me llevará algo de tiempo, ¿aún así sigo siendo tu hijo no?

sábado, 26 de junio de 2010

Mi profesora favorita [Parte II]


Después de ese tierno abrazo que Gonzalo había propiciado a su profesora, ella simplemente pensó que era un saludo, pues ¿qué tipo de relación se puede esperar de una maestra y un alumno viviendo en plena infancia? Sin embargo, para el caballero del pupitre del salón, ese abrazo significó tocar un ángel y darse cuenta por primera vez que no sólo las flores despiden bellos aromas que dan satisfacción al olfato.

En cuanto a la rosa, la maestra se quedó realmente admirada por su hermosura, la colocó dentro de un jarrón con agua y lo puso en su escritorio. Gracias Gonza, vente, esperemos a tus demás compañeros – le dijo la profesora –. El pequeño niño no podía ser más feliz, e inconscientemente se le dibujó una sonrisa en su rostro. La jornada escolar transcurrió tranquilamente, todos trabajaban, pero nadie se podía percatar que una fiesta de fuegos artificiales se celebraba en lo más profundo de aquel inocente enamorado de su maestra.

Cuando llegó la hora de salida, los niños se dieron prisa en guardar sus cuadernos y libros en su mochila, excepto Gonzalo. Él se tomaba todo el tiempo del mundo para poder acompañar a la princesa de sus cuentos a la puerta de su escuela, y al no imaginarse lo que su pequeño estudiante sentía, ambos se decían adiós mediante un inocente y cariñoso beso en la mejilla. Cual fue la sorpresa para el pequeño cuando de la nada apareció un auto bastante lujoso conducido por un joven trajeado y sonriéndole a la maestra, lo peor, era que ella devolvía el saludo con un beso y subió al auto, alejándose y perdiéndose entre las calles.

Gonzalo estaba destrozado, una leve brisa movía sus cabellos y de sus infantiles ojos brotaban lágrimas que escurrían y lavaban el beso que le había dado su profesora favorita. Sus impulsos lo forjaron a correr lo más rápido que podía, el tiempo se detuvo y en su mente sólo estaba presente aquella imagen tan dolorosa. Corrió hasta llegar a un paraje alejado de todo, en donde había una gran cantidad de arboles y un pequeño riachuelo que bajaba de las montañas.

Nuestro caballero que disfrutaba de aquellas historias de fantasía simplemente se recostó entre la hierba y lloró como nunca antes, en tan poco tiempo había conocido la dicha de su primer amor y en tan poco tiempo ese amor también le había destrozado el corazón. Los minutos pasaron, y poco a poco fue entrecerrando sus ojos, pero antes de quedarse dormido, débilmente, casi sin voz, se dijo: “¿Por qué?”.

viernes, 25 de junio de 2010

Revolución Social


Siempre he tenido gran afición a leer historias sobre los diversos movimientos que se dieron en los años 50´s, 60´s y 70´s. Y honestamente me sorprende la manera en cómo las personas eran movidas por un mismo fin, luchando por sus ideales, en contra de la opresión y en beneficio del pueblo. Desgraciadamente, aquellos años en donde las revoluciones sociales de distinta índole tuvieron lugar han pasado a la historia.

Pero, ¿dónde ha quedado el valor que caracterizaba al pueblo de esas época gloriosas?, ¿será posible que no hayamos aprendido nada de los hippies, los punks, los góticos, de los caudillos revolucionaros y tantos más personajes que lucharon por la igualdad? Me da mucha tristeza que muy poca gente distinga la calidad de las personas y simplemente se base en lo superficial y en lo material para emitir juicios. Es triste observar como la juventud valiente y honesta consigo misma que hubo en los primeros años del surgimiento del México contemporáneo se ha perdido.

Hoy, importa más vestir bien y usar ropa de calidad, hoy, importa más celebrar el equipo que mete más goles, hoy, importa discriminarnos entre nuestros propios compatriotas, hoy, importa el desarrollo del rico y del poderoso, hoy, importa ser manejados por el consumismo y los medios de comunicación, hoy, importa la letanía del capitalismo. Lo curioso es que lo que menos importa, son, nuestros ideales.

Y es por ellos por los que siempre lucharé, por mis ideales, porque creo en una sociedad digna y sin distinciones sociales, porque creo que el trabajo dignifica al hombre y porque nunca dejaré que mi ideología se vea oprimida, y lo más importante, lucharé por todo lo que aquellos movimientos sociales, hippies, juveniles y culturales me han enseñado.

"VIVA EL AMOR Y LA PAZ"