No importa lo que yo haga, o todo lo que te he dado, no me amas. Ya el cansancio empieza a rodearme y mis fuerzas se van deteriorando poco a poco, y duele tanto reconocer, que no me amas. Mis piernas no pueden estar más de pie esperando por tu amor, el tiempo pasa, y yo, estoy pasando con él. Ya he perdido todas las batallas, y al parecer, también la guerra. Ha sido tan duro entrar en tu corazón, que empiezo a creer que eres toda de acero.
Es tan doloroso escuchar que no soy lo que tú querías, lo que tú anhelabas, decirme, que no amas, así, como si nada. Que fácil se te hace arrojarme a la basura como cualquier otro desperdicio, y recordarme, sin compasión, que no me amas. ¡Ay felicidad! Mundana y altanera, tú no me amaras, pero hay otras a las que si podré conquistar: la tristeza, la inseguridad, la desesperación, y sobre todo, la soledad, esa, que estoy seguro nunca me dejará.
Es tan doloroso escuchar que no soy lo que tú querías, lo que tú anhelabas, decirme, que no amas, así, como si nada. Que fácil se te hace arrojarme a la basura como cualquier otro desperdicio, y recordarme, sin compasión, que no me amas. ¡Ay felicidad! Mundana y altanera, tú no me amaras, pero hay otras a las que si podré conquistar: la tristeza, la inseguridad, la desesperación, y sobre todo, la soledad, esa, que estoy seguro nunca me dejará.
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