Cuando caiga la noche, estaré
contigo. Espera por mí en el dintel de tu ventana. Cierra los ojos y extiende
los brazos. Quizá, viaje entre estrellas del cielo nocturno para llegar a ti.
Quizá, me aventure temeroso entre la corriente del sereno. Quizá, una cometa me
lleve entre sus destellos hacia tu presencia.
Cuando la noche cubra de rocío
los nardos, estaremos juntos. Dormitaremos en tu alcoba. Te arroparé en mi
regazo y menguaré el frío de tu piel con el calor de mi corazón. Yo estaré ahí,
tomaré tus manos y desaparecerá la soledad de nuestra ausencia. Habrá silencio, y en esa calma, seré parte
del aroma de tus cabellos.
Cuando la noche haya derrotado triunfante al
sol, aguarda el arribo de mis pasos. Pero si el tiempo transcurre, y el letargo vence tu fuerza, duerme. Me quedaré a tu lado y velaré tu reposo. Yo te llevaré a lo más profundo de la realidad de los sueños que juntos hemos construido, y no me separaré de ti, nunca más.
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