Ven, acurrúcate en mis brazos, descansa tu cabeza a mi costado. ¿Escuchas el silencio? –Si, es hermoso. ¿Escuchas el latido de mi corazón? –Si, es una dulce melodía. Deja tus preocupaciones por un momento, olvida todo, deja que mi calor te abrigue, deja que mi esencia inunde tus sentidos. Cierra los ojos. Te amo. En este corto tiempo me he dado cuenta que te has convertido en mi necesidad. Dime que me amas, dime que me amas un poquito, ¿no? Dímelo una vez, es todo lo que necesito escuchar de tus labios.
Déjame despertar en las mismas sábanas y recibir la mañana con un beso, un suave beso. Poder acariciarte es un placer que no puedo explicar. Puedo verte tan dulce e inocente. ¿Estarás aquí hasta el final de los días? –Si, no tienes que dudarlo. ¿Dime cuánto tiempo te quedarás conmigo? –Te dedico mi vida entera. –Sólo abrázame. –Eres mi destino; son palabras que nunca me he atrevido a pronunciar. Espera, no dejes de abrazarme, tus brazos son suaves, me hacen pensar que eres de terciopelo. No, no te alejes. El reloj me ha despertado.
Déjame despertar en las mismas sábanas y recibir la mañana con un beso, un suave beso. Poder acariciarte es un placer que no puedo explicar. Puedo verte tan dulce e inocente. ¿Estarás aquí hasta el final de los días? –Si, no tienes que dudarlo. ¿Dime cuánto tiempo te quedarás conmigo? –Te dedico mi vida entera. –Sólo abrázame. –Eres mi destino; son palabras que nunca me he atrevido a pronunciar. Espera, no dejes de abrazarme, tus brazos son suaves, me hacen pensar que eres de terciopelo. No, no te alejes. El reloj me ha despertado.
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