Pequeño corazón, no emigres,
ni te apartes de mí, aquí estoy, para continuar dándote calor. Refúgiate en mí,
que mis brazos no se cansarán de sostenerte. Utiliza mi fuerza, para mantenerte
en pie, para seguir andando, para dirigirte a tus sueños más anhelados.
Lucero resplandeciente, que no
muera tu amor, aquí me tienes, para conservarlo vivo. Roba mi risa, que ella alegrará tus días de
lluvia. Recurre a mis ojos si no sabes a dónde ir, si estás en un laberinto, si
nada te parece bello, si has perdido el camino.
Alegre gorrión, no vueles lejos de aquí, no canses tus alas, no anheles otra morada. Asalta mi resistencia y cobija tu corazón para que no desespere. Pero si no te es suficiente, y aun así decides marchar, lleva contigo todo esto que ofrezco, pues es mi voluntad.
Alegre gorrión, no vueles lejos de aquí, no canses tus alas, no anheles otra morada. Asalta mi resistencia y cobija tu corazón para que no desespere. Pero si no te es suficiente, y aun así decides marchar, lleva contigo todo esto que ofrezco, pues es mi voluntad.
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