Dulce Eleonor, ¿qué pasa?, ¿por qué no respondes a mi beso?, ¿por qué no abres los brazos a este desesperado ni das refugio a su dolor? Quizá es un sueño, pero en el sueño puedo verte tan quieta, tan indefensa, tan fría. Amada mía, ¡regresa porfavor!, no me dejes sin tu existencia, te necesito, regresa a mi desconsolado corazón. La partera me dijo que llevas 2 meses en cinta, nuestro bebé será hermoso, tendrá tu espíritu aventurero, tu gentileza, tu gracia, tu sonrisa, tu inteligencia, será nuestra adoración, no puedes abandonarnos, hemos luchado por nuestra felicidad, la vida no puede pagarnos así, no puede arrebatarme de tu lado.
Mi vida, hoy empezó el invierno, y la blanca nieve me trajo a la mente el momento en el que te conocí, ¿lo recuerdas?, fue un viernes y la nevada hizo que todas las personas saliéramos al bosque a buscar leña para apaciguar el luctuoso frio. Cuando te vi ahí, tratando de cargar la pesada hacha me ofrecí a ayudarte, pero mis intenciones estaban disfrazadas solamente para observar más de cerca tú frágil figura, tus delicadas manos, tu negro pelo y tus inocentes ojos, aquel instante fue el más feliz de mi vida, y por vez primera me pregunté si los ángeles podían descender de lo alto para caminar sobre la tierra. Desde ese día supe que eras para mí, y nuestra vida juntos comenzó.
Mi imagen ha cambiado, me he vuelto demacrado y he dejado que en tan poco tiempo la tristeza me vaya consumiendo, algunas canas han nacido en mi cabeza, poco a poco mis fuerzas se van desvaneciendo, te necesito conmigo para sobrevivir, necesito un aliciente por el cual vivir, necesito tu calor, tus caricias. Tus padres me obligaron a llevarte a tu nuevo hogar, un hogar que es frio, oscuro y en donde no podrás moverte, sólo de imaginarte en aquella morada mis ojos se llenan de llanto y un gran nudo en la garganta me impide tranquilizarme. No tengas miedo, no temas, estaré contigo hasta el final de mis días, llegaré a tu encuentro, la muerte no logrará separarnos, no lo hará.
Mi vida, hoy empezó el invierno, y la blanca nieve me trajo a la mente el momento en el que te conocí, ¿lo recuerdas?, fue un viernes y la nevada hizo que todas las personas saliéramos al bosque a buscar leña para apaciguar el luctuoso frio. Cuando te vi ahí, tratando de cargar la pesada hacha me ofrecí a ayudarte, pero mis intenciones estaban disfrazadas solamente para observar más de cerca tú frágil figura, tus delicadas manos, tu negro pelo y tus inocentes ojos, aquel instante fue el más feliz de mi vida, y por vez primera me pregunté si los ángeles podían descender de lo alto para caminar sobre la tierra. Desde ese día supe que eras para mí, y nuestra vida juntos comenzó.
Mi imagen ha cambiado, me he vuelto demacrado y he dejado que en tan poco tiempo la tristeza me vaya consumiendo, algunas canas han nacido en mi cabeza, poco a poco mis fuerzas se van desvaneciendo, te necesito conmigo para sobrevivir, necesito un aliciente por el cual vivir, necesito tu calor, tus caricias. Tus padres me obligaron a llevarte a tu nuevo hogar, un hogar que es frio, oscuro y en donde no podrás moverte, sólo de imaginarte en aquella morada mis ojos se llenan de llanto y un gran nudo en la garganta me impide tranquilizarme. No tengas miedo, no temas, estaré contigo hasta el final de mis días, llegaré a tu encuentro, la muerte no logrará separarnos, no lo hará.
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