Hoy es eso uno de esos días en los que la nostalgia me invade. Hace frio, las nubes se han vestido de gris y un tranquilo viento golpea el dintel de mi ventana. Simplemente me quedo recostado y pienso en todo lo que he vivido, el panorama no es agradable. Escuchar “This year's love” hace que la melancolía aumente. Una pareja de ruiseñores han construido su nido en la rama seca de ese árbol, ambos buscan alimento, dos polluelos son fruto de su amor; ¿Acaso me están demostrando que inclusive en el árbol más podrido puede hallarse la vida y el amor?
El cielo ha empezado a llorar, es un llanto silencioso, pausado. He perdido la noción del tiempo. Las ranas emprendieron su melodía, parece que disfrutaron de la lluvia tanto como yo. Un arcoíris ha nacido en lo alto, no tiene color, es pálido y fúnebre, parece que sufre. El sol es amante del día, la luna engalana la noche, la lluvia es hija del cielo, pero, ¿y él?, ¿se encuentra solo?, esperen, la briza lo ha consolado, siempre lo amó en secreto. Han desaparecido, han muerto. ¿Alguien toca mi mano?, no, son mis miedos.
Tengo miedo de equivocarme, de amar y que lastime mi corazón. Mi cariño no es un juego, no es un capricho, te amo, te amo profundamente. La confianza de hacer las cosas poco a poco se va desvaneciendo de mis fortalezas. En lo más recóndito existe el temor de no ser el compañero que buscas. Pero una sinfonía de violines me dice que no tema, que entregue mi corazón como siempre lo he hecho. Esos sueños que han dado vueltas en mi cabeza dejarán de ser ilusiones y serán realidad, una realidad que compartiré contigo. Tengo frio.
El café me abriga, su fino aroma es especial, el vapor que sale de aquella navideña taza ha formado tu figura. Puedo ver tu rostro, realmente eres preciosa. Pensar en ti me reconforta, imaginar tu sonrisa y recordar los besos que nos dimos esa última noche hacen que por un instante la alegría regrese a mi moribundo interior. Pero el vapor se ha desvanecido, tal y como lo hiciste tu. La he pasado añorando lo que alguna vez fue mi vida, todo ha quedado atrás, no es depresión, ni mucho menos soledad, es, nostalgia.
El cielo ha empezado a llorar, es un llanto silencioso, pausado. He perdido la noción del tiempo. Las ranas emprendieron su melodía, parece que disfrutaron de la lluvia tanto como yo. Un arcoíris ha nacido en lo alto, no tiene color, es pálido y fúnebre, parece que sufre. El sol es amante del día, la luna engalana la noche, la lluvia es hija del cielo, pero, ¿y él?, ¿se encuentra solo?, esperen, la briza lo ha consolado, siempre lo amó en secreto. Han desaparecido, han muerto. ¿Alguien toca mi mano?, no, son mis miedos.
Tengo miedo de equivocarme, de amar y que lastime mi corazón. Mi cariño no es un juego, no es un capricho, te amo, te amo profundamente. La confianza de hacer las cosas poco a poco se va desvaneciendo de mis fortalezas. En lo más recóndito existe el temor de no ser el compañero que buscas. Pero una sinfonía de violines me dice que no tema, que entregue mi corazón como siempre lo he hecho. Esos sueños que han dado vueltas en mi cabeza dejarán de ser ilusiones y serán realidad, una realidad que compartiré contigo. Tengo frio.
El café me abriga, su fino aroma es especial, el vapor que sale de aquella navideña taza ha formado tu figura. Puedo ver tu rostro, realmente eres preciosa. Pensar en ti me reconforta, imaginar tu sonrisa y recordar los besos que nos dimos esa última noche hacen que por un instante la alegría regrese a mi moribundo interior. Pero el vapor se ha desvanecido, tal y como lo hiciste tu. La he pasado añorando lo que alguna vez fue mi vida, todo ha quedado atrás, no es depresión, ni mucho menos soledad, es, nostalgia.
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