De entre las espinas y la hierba de mi seco jardín, nació una bellísima rosa negra. Sus pétalos son perfectos y el aroma que despide me hace transportar a un viaje de satisfacción que jamás quisiera abandonar. No es como todas las demás flores, esta es especial, es bella entre todas, sus rasgos son delicados, parece que fue pintada con el pincel de la hermosura, pero hay algo que la distingue, se nutre de la luz de la luna y necesita de mi sangre para continuar adornando mi huerto. Puedo pasar horas admirándola y no me canso de hacerlo. Cada vez que trato de acercarme a ella me pincha los dedos, pero sé que no fue intencional, su condición le impide quererme, me ha dicho que desea amarme, pero teme que sus afiladas espinas me lastimen.
Mi amada, si pudiera amarte más lo haría, pero te he entregado todo lo que mi oscuro corazón posee en lo más recóndito, no miento cuando te digo que eres una obra de arte, y aunque te ruborices y una sonrisa se dibuje en tu capullo cuando te lo susurro al oído, sabes que es verdad. La noche ha observado los besos tan profundos que nos hemos dado, y no puede negar que te amo más que a mi propia vida. Estando junto a ti todo pasa tan despacio, las cosas que llenan mi mundo no tienen importancia, solo importamos TU Y YO. Quiero tenerte cerca de mí, ser aquel quien riega diariamente tu follaje, verte florecer en cada luna llena y admirar tu natural silueta.
Eternamente serás parte de mi tétrico jardín, no importa lo que pase, nada se interpondrá en mis sentimientos, me convertiré en tu jardinero al pendiente de tu bienestar, cuidando que no te falte de nada. Podrás mentirme, utilizarme, no me importará, pues la mayor satisfacción que habrá tenido este desdichado habrá sido amarte plenamente, al menos me quedará la dicha de haber vivido feliz una temporada, la más bella de todas. No te preocupes por mí, el recuerdo de esos días no morirá, la llama que hasta hoy arde intensamente dentro de mi frágil interior continuará viva hasta mis últimos días. No temas, jamás dejaré de amarte, antes de hacerlo, las rocas tendrían que sangrar. Te adoro.
Mi amada, si pudiera amarte más lo haría, pero te he entregado todo lo que mi oscuro corazón posee en lo más recóndito, no miento cuando te digo que eres una obra de arte, y aunque te ruborices y una sonrisa se dibuje en tu capullo cuando te lo susurro al oído, sabes que es verdad. La noche ha observado los besos tan profundos que nos hemos dado, y no puede negar que te amo más que a mi propia vida. Estando junto a ti todo pasa tan despacio, las cosas que llenan mi mundo no tienen importancia, solo importamos TU Y YO. Quiero tenerte cerca de mí, ser aquel quien riega diariamente tu follaje, verte florecer en cada luna llena y admirar tu natural silueta.
Eternamente serás parte de mi tétrico jardín, no importa lo que pase, nada se interpondrá en mis sentimientos, me convertiré en tu jardinero al pendiente de tu bienestar, cuidando que no te falte de nada. Podrás mentirme, utilizarme, no me importará, pues la mayor satisfacción que habrá tenido este desdichado habrá sido amarte plenamente, al menos me quedará la dicha de haber vivido feliz una temporada, la más bella de todas. No te preocupes por mí, el recuerdo de esos días no morirá, la llama que hasta hoy arde intensamente dentro de mi frágil interior continuará viva hasta mis últimos días. No temas, jamás dejaré de amarte, antes de hacerlo, las rocas tendrían que sangrar. Te adoro.
1 comentario:
Éste es interesante, me recuerda a Wilde.
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