viernes, 26 de septiembre de 2014

Prisionero


Pasas a segundo término, y todo se condiciona; las llamadas, los besos, las charlas, la entrega. Tu amor no es libre, lo aprisionas, lo encarcelas, y tienes que vivir ahí, encerrado junto a ese ramillete de sentimientos que no viven a plenitud. ¿Qué tan emocionalmente sano puede ser todo esto? Existen dos opciones: lo que es “socialmente correcto” y lo que dice el corazón. 

¿Acaso hace falta valor para abandonar aquello que nos amputa la plenitud, o es el miedo de estar solo? Es interesante observar cómo todo lo que construimos de nuestra persona, en un instante cae en las manos de seres que nos  limitan a sus intereses. ¿Aquello es amor?, ¿O es una autodestrucción que lleva consigo un antifaz de felicidad que al paso del tiempo, te destruirá?