sábado, 26 de noviembre de 2011

En tus manos


Aprisióname, asfíxiame, envuélveme con tus piernas y ya no me dejes ir, hazme creer que en este mundo solo existimos nosotros dos, hazme vivir, hazme gozar, hazme sentir el calor de tus besos, de tus caricias, de tu entrepierna, de tu humedad. Haz conmigo lo que quieras, estoy a tu merced, puedo cumplir cualquier capricho, pero te pido, te imploro, que no te apartes de mí lado, no me dejes sin ti. Dependo de cada palabra que dices, y si me faltaras, me encontraría a la deriva con el único destino de la sepultura.

P. D. Soy tuyo, no lo dudes, porque en ningún otro lugar he encontrado la pasión de tu sexo amor.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Voltea a mí


¿Cuánto estas dispuesta a sacrificar por mí? Porque yo, ya te he dado todo, ya no me queda nada más para darte. Cada vez que me dejas empiezo a perder el control, te extraño y lloro por ti, pero tú no te das cuenta de lo que pasa, no te detienes a pensar que te necesito. Tienes mi aliento y mi alma, y si quisieras más, te lo daría. Sé que estás leyendo esto, y también sé que me amas a tu manera, ¿pero por qué a veces te siento tan distante?

sábado, 12 de noviembre de 2011

La última en tu nombre


“Mi amor”, hace tiempo te llamé así. Por muchas primaveras lo significaste todo, eras mi sol, mi luna, la razón por la que yo despertaba cada mañana. Sin embargo, el destino nos dirigió hacía caminos diferentes, tú ya has formado tu vida, y yo, bueno, sigo en eso. Al contrario de ti, no me reprocho nada, porque muy dentro de mi corazón sé que te entregué cariño a manos llenas. En tu despedida, me hiciste sentir culpable de todo lo que pasó, de todo lo que te pasó, y si, no lo no negaré, hasta el día de hoy lo creí así, y digo hasta hoy, porque ya no estoy dispuesto a permitir que la sombra de lo que alguna vez fuimos me continúe persiguiendo.

Desde este momento me prometo a mí mismo no pensarte nunca más. Lo intenté, Dios sabe cuánto, pero tarde vine a comprender que no es posible derribar una gruesa y pesada pared de mármol que lo único que le importó era ella misma. Tal vez, a tus ojos yo no signifiqué nada, y lo acepto, recibo el desprecio y la indiferencia, no te cuestionaré. Creo que nunca llegaré a saber qué es lo que realmente ocurrió. Todo ha quedado ya en el pasado, y como tal, debe enterrarse. Te pude dedicar mi vida entera. Sin rencores. Está olvidado.