lunes, 30 de agosto de 2010

Su nombre es M


Me llamó a su casa, y acudí a su encuentro sin pensarlo dos veces. Me dijo que pasara, que se encontraba sola, su esposo había salido de viaje. Tomó mi mano y me dirigió hasta su alcoba. Vaya, ¡Que aroma!, jamás hubiera imaginado un olor que emitiera tanta dulzura y placer. Simplemente me empujó a su cama y me besó. Ella es distinta, sus juegos de seducción llegan a ser peligrosamente fatales. Su boca, la dulce hoguera de sus besos me hace perder la cordura. Me tiene en sus manos y despierta en mi más que deseos carnales.

Uno de sus juegos favoritos es mordisquear mi cuello, tanto, que me ha llegado a lastimar y hacer brotar sangre de él. Su manto de pasiones pecaminosas me cubre completamente, y es muy difícil escapar. No tiene escrúpulos, es malvada y se ha convertido en mi cruel y sanguinaria amante, pero me gusta, me gusta servirle, me produce placer estar a sus pies y besar su insaciable libido. Su cuerpo es mi templo, un templo que ha empezado a ser mi adoración. Amar es algo que no se puede permitir, prohibición que me obliga a vivir en las sombras. Prefiero eso, a tener que perderla.

sábado, 28 de agosto de 2010

Tu fuego en mí


Noche tras noche es ardiente, no importa si hace frío o llueve, el calor se hace presente, es un calor que me hace transpirar, no por el clima exterior, sino por el cansancio que me haces sentir, que me haces suspirar y que has provocado con la llama de la lujuria.

En cada caricia tu suave cuerpo se va encendiendo, pero no quema, tus besos son férvidos, pero no dejan de ser locamente apasionados, cada poro de ti se llena de sudor y dulcemente empapa tus senos; es una escena única, estás completamente mojada, si, hace calor.

Tu entrepierna ya se encuentra al rojo vivo, y empieza a palpitar, mi boca trata de sosegar la desesperación que estás sintiendo, necesitas más que eso, tus calientes entrañas me han humedecido, hasta que llega, es entonces que todo ese fuego ha sido extinguido.

jueves, 26 de agosto de 2010

¡Sí señora!


A diferencia de las demás, a ella le gusta tener el control. Todas las que han pasado por mi alcoba disfrutaban descubrir el lado oscuro del sexo, pero con M es diferente. Su presencia en las sábanas irradia poder y sensualidad. Es realmente una fiera, me hace revelar nuevas sensaciones de sumisión. Es prepotente, enérgica, abusiva y dominante, pero dueña de una imponente belleza.

Sus oscurecidas vestimentas y sus puntiagudos tacones metálicos son los únicos complementos para pasar una noche inolvidable. Sus largas uñas acarician mi espalda por horas, hasta que llegan a convertirse en profundas heridas. Sus mordidas son suaves y su mirada me hace desearla más y más. No cambiaría por nada lo que me hace mentir. Creo que me he enamorado de ella, de mi ama.

domingo, 22 de agosto de 2010

¿Puedo?


¿Puedo olvidar tu aroma tan dulce que percibo al acercarme?
¿Puedo olvidar tu sonrisa tan bella que me recibe cada que te veo?
¿Puedo olvidar tus cabellos que descansan en tus hombros?
¿Puedo olvidar la forma tan profunda en que me miras?
¿Puedo olvidar tus suaves manos que se unan a las mías?
¿Puedo olvidar esos besos que me hacen olvidar todo mal?
¿Puedo olvidar tu cuello que me fascina acariciarlo y poseerlo?
¿Puedo olvidar tu cintura tan fina que adorna tu cuerpo?
¿Puedo olvidar tu figura iluminada por la luz de la luna?
¿Puedo olvidar tu desnudez y tus suspiros tan frágiles?

¿Puedo?, ¿Realmente podré?, ¡No!, ¡No puedo!
Me estoy volviendo loco.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿De qué me sirve?


¿Realmente me sirve creer en el amor?, ¿Acaso no sería mejor dejar todo como está y detener el sufrimiento que estoy empezando a sentir? Te he entregado completamente mi corazón, sentimientos que estaban guardados y que te han sido dados con el cariño más sincero. A veces te siento tan cerca de mí y pareciera que puedo escuchar tu respirar, pero en otras ocasiones imagino que has cogido tu equipaje y tomado aquel tren para no verme más. ¿De qué me sirve escribirte?, ¿De qué me sirve hacer cosas que jamás me hubiera atrevido hacer?, ¿De qué me sirve soportar risas?, ¿De qué me sirve decir que te amo?, ¿Acaso no lo ves?, ¿O es que no quieres ver? Soy un completo imbécil.

¿Realmente me amas?, No lo sé. Siempre me quedo esperando a que digas esas palabras, alguna frase de cariño que me haga feliz y permitirme volar, pero todo se queda guardado en el silencio. ¿Qué más puedo dar?, ¿Qué más puedo hacer?, ¿Acaso estás jugando?, ¿O acaso eres de las que les gusta ser tratadas mal para poder querer? Yo no soy así, no me gusta ser así; si fuera verdad todo lo que estoy diciendo, entonces estás perdiendo tu tiempo. He sobrellevado desaires y desprecios; ¿Y me ha servido de algo?, ¿Me ha servido venerarte?, ¿Me ha servido ponerte en un pedestal? ¡Carajo!, ¡Que estupidez!, ¿Por qué pienso que eres mía?, si eres solo tuya.

lunes, 2 de agosto de 2010

A tu lado


Ven, acurrúcate en mis brazos, descansa tu cabeza a mi costado. ¿Escuchas el silencio? –Si, es hermoso. ¿Escuchas el latido de mi corazón? –Si, es una dulce melodía. Deja tus preocupaciones por un momento, olvida todo, deja que mi calor te abrigue, deja que mi esencia inunde tus sentidos. Cierra los ojos. Te amo. En este corto tiempo me he dado cuenta que te has convertido en mi necesidad. Dime que me amas, dime que me amas un poquito, ¿no? Dímelo una vez, es todo lo que necesito escuchar de tus labios.

Déjame despertar en las mismas sábanas y recibir la mañana con un beso, un suave beso. Poder acariciarte es un placer que no puedo explicar. Puedo verte tan dulce e inocente. ¿Estarás aquí hasta el final de los días? –Si, no tienes que dudarlo. ¿Dime cuánto tiempo te quedarás conmigo? –Te dedico mi vida entera. –Sólo abrázame. –Eres mi destino; son palabras que nunca me he atrevido a pronunciar. Espera, no dejes de abrazarme, tus brazos son suaves, me hacen pensar que eres de terciopelo. No, no te alejes. El reloj me ha despertado.

domingo, 1 de agosto de 2010

Memorias de mi infancia


No cabe duda que la niñez ha sido una de las etapas más privilegiadas que he vivido. No tenia motivos para preocuparme, todo lo disfrutaba en charola de plata. Crecí en el seno de una familia amorosa, siempre quisieron lo mejor para mí, y lo obtuve. Fue mi mamá quien desde niño poco a poco me introdujo al mundo de la lectura. A los cinco años ella me enseñó a leer. “El gato con botas” se convirtió en el primer cuento que conocí, después vinieron más. Cada vez que regresaba de su trabajo me traía nuevas historias, pequeñas publicaciones infantiles que me hacían creer en la magia: Pinocho, Hansel y Gretel, Pulgarcito, El soldadito de plomo, Moby Dick, El flautista de Hamelín, pero sin duda, mi favorito continua siendo El patito feo. Esas líneas formaban en mi imaginación las escenas de sus personajes; bondad y maldad, hechiceros y caballeros, alegría y tristeza. Disfrutar de las letras se lo debo a ella, a mi mamá.

A mi papá, deportista por naturaleza, le interesaba encaminarme en el mundo del deporte. Mi juego predilecto, básquetbol. En mi cumpleaños número 9 recibí un balón, y al día siguiente juntos construíamos un aro para que pudiera practicar. Él me instruyó, y disfrutaba sus enseñanzas. Cada tarde trataba de mejorar mis encestes, jugaba solo, y eso me aburría. Tal vez mi papá me hizo falta en esos años, sin embargo, siempre hizo su mejor esfuerzo. Tal y como me lo demostró al enseñarme andar en bici. Cuando caí él me ayudó a levantar. Me motivó a ser perseverante y no dejó de acompañarme hasta que aprendí a manejarla. Con el tiempo nuestra relación se fue deteriorando, pero hoy sé que puedo contar con su apoyo, yo era quien no lo quería ver. Es mi padre, y lo quiero mucho.

Como olvidar a mis mascotas; perros, tortugas, peces y conejos han vivido conmigo. Todos han pasado a mejor mundo. Sin embargo, quien llevó la peor parte fue un pequeño conejo (obsequio de la joven que me cuidaba de niño); él dormía en el patio, recuerdo que ponía una caja para que no pasara frío. Esa noche lo alimenté, como siempre hacía, pero al siguiente día me percaté de lo ocurrido, un gato se había saltado la barda y había dejado el piso manchado con sangre, y sobre el pavimento, 2 patas de conejo. Lo único que enterré fueron esas dos extremidades, lo que quedó del señor bigotes. Viví una infancia placentera, no me puedo quejar, de ahí se desprendieron muchos de los capítulos que marcaron mi existencia. La felicidad ha dejado huella en mí, una huella que simplemente me queda por recordar.

Los ángeles de la muerte


Pertenecen a la generación de los malditos. Fueron desterrados del edén. De innegable belleza y un dulce resplandor. Sus pasiones los cegaron. Una ceguera que estaba mediada por la rebeldía y el sentimiento de supremacía. Su condena, continuar siendo ángeles, pero ángeles de la muerte. El día que fueron exiliados el cielo se tiñó de rojo, fuertes gritos se escuchaban en lo alto y poderosos vientos cayeron desde su costas. ¿Su nuevo hogar?; un santuario silencioso, morada de la muerte.

La extraña luz que los iluminaba se ha extinguido, ya no sonríen, no se alimentan, su tez es desolada y fría, y su corazón, se ha convertido en piedra. Simplemente están ahí, en silencio, en calma, observando el tiempo pasar ante sus ojos. Hoy, deben lidiar con el tormentoso abismo de su arrepentimiento, soportar lluvia e inviernos y estaciones que van y vienen. Su castigo, el sufrimiento, un sufrimiento que va creciendo día a día con cada despedida, con cada lecho fúnebre.

Todas las noches se puede escuchar su llanto desesperado en busca de misericordia. Un llanto desgarrador que impulsa a derramar sangre y que clama perdón, que lastima el oído. Pero es en vano. Han estado lastimados por siglos, viviendo en tinieblas y en desolación, y cuando has estado herido y asustado por tanto tiempo, el miedo y el dolor se convierten en odio, y más odio. Toda esperanza se ha perdido. La resignación no ha llegado a sus manos. Al fondo, una débil luz; una pequeña ilusión.