sábado, 15 de mayo de 2010

Día del Maestro

Fue un 15 de mayo de 1918 en el gobierno de Venustiano Carranza, cuando esa fecha se instituyó como el Día del Maestro. En la actualidad, dicha celebración sigue llevándose a cabo, dignificando con homenajes y festejos a quienes ejercen esa profesión. ¿Pero por qué reconocer la labor de nuestros profesores?, precisamente porque son los encargados de formar a las nuevas generaciones y tratar de que las condiciones de vida de nuestros alumnos mejoren.

Quizá habrá quienes piensen que un salario es la mejor recompensa después de un arduo trabajo -por supuesto que es importante, no lo voy a negar- pero el mejor galardón que puede existir, es el que viene de los alumnos, de los padres y del pueblo al que sirve.

Felicidades a los que fueron y siguen siendo mis maestros. Sólo recuerden que el Día del Maestro es una conmemoración que se debe disfrutar diariamente en el aula.

¿Educación de calidad?

Mucho se presume que en las actuales escuelas públicas se oferta una formación de calidad, pero, ¿Qué debe permitir en el alumno la educación que estamos ofreciendo en las aulas? En el siguiente video (extraído de la película mexicana “La Choca”) se encuentra la respuesta:

miércoles, 12 de mayo de 2010

Mujer fatal

¿Aceptarías una invitación a los aposentos de una “Mujer fatal”?, ¿Serías capaz de no admirar su hermosura y desaprovechar su insaciabilidad carnal?, ¿Te importaría más su belleza que la maldad y la muerte que arde en sus ojos?, ¿Te atreverías en convertirte en su juguete sexual sabiendo que tienes una muerte segura?, ¿Tendrías el valor de contradecir sus deseos y caminar en el valle de la agonía y de las sombras por toda la eternidad?, ¿Lo harías?

Las niegan y temen, pero deseo arder en su fuego.

lunes, 3 de mayo de 2010

Sirenas

La leyenda dice que cuando los marinos zarpaban al mar, observaban a éstas dulces mujeres que desde el ombligo para abajo carecían del tesoro que es deseo a los ojos de los hombres y que era sustituido por un cuerpo de pez que se movía a los lados cual dama al caminar. Ellos cuentan que tenían largos y ondulados cabellos como las mismas olas, un dulce rostro en donde abundaba la inocencia de su mirada y una hermosa voz que hipnotizaba al más valiente arrojándolo a su propia desgracia, pues no existía varón alguno que se resistiera a sus encantos.

Mencionaban, que el canto de las sirenas era la razón principal por la que los marineros se volvían locos, pues la majestuosidad y belleza que representaba dicha melodía no era de éste mundo. De hecho, para evitar fatalidades, la tripulación tenia que colocar tampones en sus orejas, o bien, ser amarrados para no sumergirse en una muerte segura, ya que su forma de matar era simplemente llevarlos a la profundidad del océano y no dejarlos salir, en si, eran ahogados por la ceguera de su propia lujuria.

A raíz del mito, las sirenas se han convertido en fuente de inspiración para muchos, tal como es el caso de Herbert Draper en su pintura “Ulises y las sirenas”:

También se encuentra John William Waterhouse con “The siren”:

Igualmente Frederic Leighton en su obra “The fisherman and the siren”:

Hans Christian Andersen y su cuento “La sirenita”, el cual fue adaptado a la famosa película de Disney que lleva el mismo nombre que la obra:

Asimismo Boris Vallejo en varios de sus dibujos:

En la música también hacen acto de presencia, pues Nightwish, una banda que toca metal sinfónico tiene una canción en su honor: The siren (personalmente me gusta mucho la voz de Tarja, no cabe duda que es toda una diosa), aquí un video interpretándola en vivo:


Criatura mitológica, mujer fatal o demonio, ya quisiera yo que una de ellas me cantara su melodía de la muerta al oído, total, sería una muerte dulce y apasionada.

sábado, 1 de mayo de 2010

Mi profesora favorita [Parte I]


Cuando somos niños, tenemos el gran libro de la vida a nuestros pies, y depende de cada uno de nosotros que éste se vaya llenando con nuestras experiencias, nuestros miedos, nuestras alegrías, nuestras tristezas y, por supuesto, de los primeros instantes en que conocimos el cariño y dijimos por vez primera “TE AMO”.

Gonzalo cursaba el tercer año de primaria, tenía 8 años, un niño como cualquier otro, pues le fascinaba jugar con sus amigos, ver la programación de sus dibujos animados favoritos, pero, había algo que le llamaba mucho la atención, y era la lectura de aquellos cuentos en donde el valiente príncipe lucha contra dragones, brujas y hechiceros para rescatar a su princesa. Él, en su mentalidad de niño, soñaba con algún día enfrentar todos los seres medievales que aparecían en las lecturas que lo trasladaban a su pequeño mundo de fantasía y poder rescatar a su princesa, a su amada.

Cuando su antigua maestra se cambió de ciudad, Gonzalo pensó que era lo mejor que le había podido ocurrir, pues ya no tendría que ver a esa mujer que a simple vista daba terror, pues era gruñona y siempre encontraba la forma de regañar a sus compañeros, especialmente a él. Tuvo que pasar sólo un día para que la nueva maestra se presentara a sustituirla, y al momento en que Sandra (ese era su nombre) cruzó la puerta del salón, Gonzalo pensó estar un sueño, la creyó un ángel, pues era una joven que tenía una maravillosa sonrisa, y junto a la manera tan delicada de cómo caminaba, su mirada cálida y profunda que despedían aquellos sombrosos ojos negros, fueron motivos para que se dijera a él mismo: “Ella es la princesa de mis cuentos”.

Conforme pasaron los días, ese niño más que sentirse obligado ir a la escuela, asistía por el deseo de ver a su profesora, trataba siempre que ella lo felicitara, ponía atención a sus explicaciones y se esforzaba para ser el primero en terminar sus trabajos, a cambio de todo su esfuerzo, su maestra lo premiaba con una palmada en el hombro, unas felicitaciones y un gesto de cariño, y aunque todo eso parecía insignificante, esas eran las razones por las que Gonzalo empezó a sentir cariño hacía ella. Por las tardes, realizaba sus tareas y cuando llegaba la noche, se le hacia una eternidad en poder ver, a su profesora favorita.

El tiempo pasó, y Gonzalo ya no parecía ser el mismo, dejó de jugar, dejó de ver la televisión, incluso dejó de leer esas historias que tanto le gustaban, lo único que quería, era, estar a lado de su profesora favorita.

Una mañana, yendo en camino a su colegio, observó una rosa en un pequeño jardín, y pensó que era el regalo perfecto para ella, ya no más manzanas ni buenos días, una rosa, una rosa es lo que ella se merece. Sin pensarlo dos veces entró al jardín, arrancó la rosa y fue de prisa a su escuela, a su salón, a ver, a su profesora favorita, al verla sonriente en la puerta del salón esperando a que los niños llegaran a clase, Gonzalo simplemente corrió a su encuentro y la abrazó.