jueves, 30 de diciembre de 2010

Mea Culpa


Desde aquella noche en que la hice mía un perverso insomnio se ha apoderado de mí. No logro conciliar el sueño, es una pelea inútil en la que siempre soy el perdedor. Es tanta mi desesperación que he llegado a tener miedo de que llegue la oscuridad a mi ventana. Mi mente no me permite siquiera entrecerrar los ojos, si lo hago, escalofríos espantosos recorren mi cuerpo. Así pasan las horas nocturnas, y yo, en vela. Una crisis de terror se sienta a las orillas de mi cama. No puedo dormir. No puedo descansar.

Se hace presente. La veo. La siento. Puedo acariciar su piel desnuda. Oler su fatal aroma. Sus ojos negros y redondos son. Maldita tentación que me cegó completamente. Probé de sus mieles y me encarceló en su prisión de lujuria y pecado. Todo eso me quema y hace que pierda la razón. Impuro deseo. No, no puedo. Mi culpa no es. Ella me embrujó. Fue ella quien la llama encendió. Estoy viviendo en un cáliz de arrepentimiento. Ten piedad de mí. Es más fuerte el demonio que el mortal.

sábado, 25 de diciembre de 2010

La espera [Parte I]



Amada. Mis días ya no han vuelto a ser lo que eran. Has entrado a mi corazón, pero siento que yo aún no logro entrar en el tuyo. No he de negarte que en repetidas ocasiones haya pensado darme por vencido. Terminar de una vez por todas con este dolor que me carcome poco a poco el alma. Borrar de mi semblante la amarga tristeza y la falsa felicidad que se han adueñado de mis restos. Me has visto llorar por ti. Me has visto necesitar tus brazos. Me has visto entregarte mi vida. Pero tú, al observarme tan destruido, simplemente me consuelas. Te he implorado más de mil maneras que me hables con la verdad, que me digas lo que vive en ti, el sentimiento que guardas, o que tal vez, nunca has guardado. Pero callas y bajas tu mirada. Y yo, trato de no ser el causante de tu agobio a través de una fingida sonrisa. En esos instantes mi papel de ventrílocuo sale a escena, como muestra del amor y el cariño que te tengo. Y tal vez, para continuar mintiéndome de que sientes algo por mí, pero que no estás preparada para demostrarlo.

En mi oscura habitación espero en silencio. Anhelando un llamado que muy pocas veces llega. Pero que cuando lo hace, una sensación de regocijo recorre mis venas. Ya no sé qué hacer. Ya no sé qué decir. No sé a quién implorar. Mi voz a lo lejos grita tu nombre, pero ese grito se pierde con el solemne viento de la tarde, mezclándose con todas mis oraciones dirigidas a ti. Tú eres la dueña de mi destino. Un destino que puedo pasar a tu lado, o un destino que me arrojará al abismo de mi soledad. Fuera cual fuera el camino que he de andar, viviré agradecido por todo aquello que me diste, aunque poco, sé que fue lo que tu corazón te permitió darme. En mi espera por ti no te he de reprochar nada. No habrá odio. No habrá rencor. No después de todo lo que me haces sentir. Por mi parte, estaré aquí, como siempre lo he hecho en cada estación. Mi debilitada mascara continuará puesta hasta que llegue el momento. Por lo pronto, aguardaré. Para morir, para vivir.

viernes, 24 de diciembre de 2010

La noche


Noche, te has convertido en la única testigo de mis pasos. Pasos que me dirigen a ella. Pasos silenciosos. Pasos que ruegan por no ser descubiertos.

Noche, con tus ojos te has dado cuenta del amor. Un amor casi imposible. Un amor que debe ser a escondidas de todos. Un amor que es más mío que de ella.

Noche, sólo tú me has visto llorar. Me has visto vivir en la zozobra y en la incertidumbre. Me has visto dejar de ser yo. Me has visto rezar por su corazón.

Noche, conoces mi desdicha. Conoces las migajas del cariño. Conoces las frases y momentos cortantes. Conoces las palabras que se ha llevado el viento.

Noche, la incondicional, la que no juzga y no juzgará. Noche, dueña y señora de las cosas del amor. Protégela. Cuídala. Otórgame a mí las desdichas.

Un inocente capricho


Hoy... con toda la pasión que duerme en mí, anhelo:

...PENETRARTE...

¿Cumplirás mi deseo?

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Qué por qué te amo?


Te amo porque con una simple mirada logras agitar mi corazón
Te amo porque tus inofensivos besos aceleran mi respiración
Te amo por el instinto animal que guardas muy en tu interior
Te amo porque el sabor de tu piel me recuerda a un durazno
Te amo porque me gusta morder tus erectos y oscuros pezones
Te amo por ese combinado negro que te pones celosamente para mí
Te amo por cómo te vas desnudando a mi perverso antojo
Te amo porque eres complaciente a mis caprichos y voluntades
Te amo por la manera sumisa en que te dejas caer entre mis brazos
Te amo por tus suaves suspiros que me dejan sentir tu placer
Te amo por la entrega de tu cuerpo que suda mi nombre
Te amo porque mi satisfacción importa más que la tuya
Te amo porque eres mi amante incondicional que nunca dice no
Te amo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Navegante


En el puerto de los deseos me despedí de ti. No hubo tripulación, no llevé equipaje, ni mapas marítimos. Simplemente, me aventuré a tierras desconocidas. Me encontraba ansioso por zarpar, y ante tal ansiedad, fueron elevadas las anclas de mi barca. Me dirigí al timón, y me embarqué lentamente en aquel océano que inicialmente se encontraba sereno, pero que al irlo explorando, poco a poco se iba agitando. Fuertes olas ultrajaban el bote, eran tan poderosas y solemnes que incluso golpeaban mi rostro. Su apetito de poder hizo tambalearme y caí al estremecido mar.

Nadé y nadé tratando de no ahogarme en su sed de muerte. Mis movimientos eran inútiles, no podía luchar en contra del calor que en ese momento envolvió mi cuerpo. El desenfreno de esas paredes de agua hizo que me sumergiera completamente, y ya no pude salir. Fue entonces que perdí el conocimiento y no tuve noción alguna de lo que pasó conmigo. Desperté sobre una solitaria playa de satisfacción. En sus orillas, un muelle en el que todavía se me puede ver sentado en silencio esperando volver a navegar en el profundo mar de tu entrepierna.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Abrázame



Cada mañana mi cuerpo busca al tuyo para protegerse del frío. Es un frío que lastima los huesos, que hiere, que fractura mi piel. Imagino que te encuentras a mi lado, e instintivamente abrazo mi almohada al querer refugiarme. Pero entresueños me doy cuenta que nuevamente mis ilusiones me han hecho otra de sus jugarretas. El salir a las heladas calles empeora mi situación de soledad. No quiero abandonar mi habitación, no quiero ir. Sin embargo, mi rutina habitual me obliga a tomarla de la mano. Camino lentamente y cabizbajo, como si no quisiera llegar a mi destino. Pero el deber llama y el tiempo me murmura que se me hace tarde.

Te veo de pie. Rodeada de las personas con las que convives día a día, y que sin querer, también conviven conmigo. La única diferencia que existe es que ellos no tienen idea de lo que sucede entre nosotros. Un saludo cortante habla por los dos. Muy en mi interior la incertidumbre me invade. Al parecer no te das cuenta de lo difícil que es para mí; de la necesidad que tengo de tus labios y dejar de vivir bajo tus sombras. Imploro que regreses tu mirada, mis ojos tienen algo que decirte, pero te alejas como si fuera un desconocido, y lo único que permanece es tu suave aroma, y yo, sólo puedo escuchar mi silencio decir: "Abrázame por favor".

jueves, 9 de diciembre de 2010

Con zapatos de tacón


Ya no es secreto para los que leen este blog acerca de la presencia de mi enérgica ama en mi vida. Su apariencia impone una imagen que me incita una humillación que no puedo evitar. Todo en ella me despierta un gran deseo de servirle. Y ella, se siente poderosa de tener a sus pies tanta complacencia. Puede hacer conmigo lo que sus apetitos sexuales más sucios le provoquen. No puedo decirle que no, no, no puedo negarme a consentir sus caprichos. Mi existencia y pensamiento le pertenecen, es mi ama, mi dueña, ella lo sabe perfectamente, y quizá saberlo le ha valido para que en cada vez que sucede me exija a gritarle vigorosamente: “Soy tuyo”. Pero he de confesar que lo que hace no me es indiferente, me causa un gran placer, me excita, me provoca cumplir sus órdenes para que esté satisfecha, para que no se vaya de mi lado, para que nunca olvide que inclusive mi amor le pertenece.

Una vez, me visitó después de que el sol muriera cruelmente a manos de la luna. Tocó el timbre, y al abrir, mi ama con una brillante caja roja. No consintió en dejar saludarla, me tomó de la mano, y dirigiéndome, subimos por las escaleras hasta llegar a mi habitación. No dejó que de mi boca saliera palabra alguna, solamente con un movimiento brusco me empujó con sus manos y caí de espaldas sobre el alfombrado suelo. De la caja, vi como sacó un par de zapatillas. Eran de un color negro resplandeciente, y eran adornadas con un puntiagudo y metálico tacón. En ese momento quedé inmóvil, y sólo pude observar como se las iba poniendo lentamente para enseguida oír de sus labios: “Relajate”. Sentí como esos afilados tacones recorrían mi espalda muy suavemente, hasta que ella dejó caer su cuerpo sobre mí. Un intenso dolor se hizo presente. Sentir sus pasos era como miles de espinas enterrándose agudamente en mi ser.

No encuentro palabras que puedan contar completamente esa sensación. Pero puedo describir mi espalda llena de llagas provocadas por esos altos tacones de mi señora. Mi piel en carne viva por el poder de esas sensuales pisadas. Mi sangre que escurría sin control como el rio que se ha desbordado de su cauce. Y yo, rendido a sus pies. Y ella, poco a poco acercándose. Besando delicadamente las profundas marcas que me dejó, pero que produjeron un exquisito placer en ambos. Me recosté en su regazo, y dulcemente acarició mi cabeza con las yemas de sus dedos. No dijimos nada; nuestras miradas hablaron por nosotros. Esa vez, quedé profundamente dormido. Al despertar me di cuenta que se había marchado. No pude despedirme. Pero en la cómoda me dejó una nota donde me ordenaba que la esperara en la próxima luna llena, y sobre la cama, un par de zapatos de tacón manchados con sangre.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El verdadero amor no ha de morir


Si nunca me casé, es porque no podía soportar la idea de que otras manos tocaran mi cuerpo desnudo; aquello sería como ejercer la prostitución.

viernes, 29 de octubre de 2010

El exorcista


Mi oficio no es como el de todos. Debo lidiar con fuerzas más allá de lo imaginable, poderes no terrenales que se apoderan de almas en infortunio. En una de esas veces, una llamada de media noche requirió mis servicios. Una vieja voz se escuchaba desesperada, casi suplicando me dijo que su hija necesitaba ayuda, un tormento brutal se había apoderado de ella. Sabiendo a lo que me enfrentaría, llevé conmigo el crucifijo que fue rescatado en las cruzadas y el agua que limpia el pecado. Al llegar a la dirección indicada, una densa niebla cubría el lugar y una extraña luz nacía en el bordo de aquella casa victoriana. Al tocar la puerta, la longeva mujer me recibió, la desesperación y la angustia eran dueñas de su semblante. Me hizo subir por unas ruidosas escaleras de madera y al pisar el último escalón, un fuerte escalofrió me rodeó. ¿Qué me pasaba? Era la primera vez que me sentía así. Nunca antes el miedo me invadió, no entendía. Quise retroceder, pero ya era demasiado tarde.

La parte alta era recorrida por un largo y tenebroso pasillo. Las manecillas del reloj se detenían por cada paso que daba. Al fondo, una puerta carcomida por las polillas, casi podrida, me esperaba. Lentamente giré la perilla, y al penetrar en ese ambiente taciturno, sentí un fuerte golpe en el pecho que por poco me tira al suelo. Pensé en encontrar a una víctima agitada, arañada del cuerpo y la cara, pero era todo lo contrario. Ella era una mujer joven que descansaba tranquilamente en su cama destendida, estaba desnuda y sus cabellos caían de una forma tan misteriosa que elegantemente cubrían su rostro. Al intentar acercarme, un grito ensordecedor dijo ¡Detente!, y en un movimiento rápido de sus manos observé cómo se deslizaron entre sus pechos y su cintura hasta llegar a su sexo. “Sí, estoy poseída, es un fuego que me quema por dentro, una ardiente pasión que no me deja tranquila, alguien juega conmigo a su antojo y no quiero que se detenga, no quiero que se aleje de mí.” -Me dijo entre suspiros.

Jamás me había encontrado con algo así, ¿Qué le pasaba a esta pobre presa del demonio? Era una escena diferente a las demás; una inocente siento mancillada por el deseo del innombrable. ¿Quién era él? Los años de estudio en el monasterio no me habían preparado para combatir a tal criatura. De repente, una sombra salió expulsada del moribundo cuerpo, y con una voz de ultratumba dijo: “Soy Íncubo, me alimento de doncellas vírgenes que guardan su pureza, su goce incrementa mis poderes y sus orgasmos me mantienen vivo”. Sin decir nada más, desapareció. Aquella ultrajada joven quedó marcada con grandes y profundas mordidas, moretones en su piel adornaban su blancura, por su entrepierna corrían fluidos ríos de sangre y empapada en sudor permaneció callada. No volvió hacer lo que un día fue. Su recatada vida quedó en el olvido. Hoy es una meretriz del bajo mundo, situación causada por la serpiente del mal que le delegó la libido en sus venas. Y yo, yo soy puntual en visitarla. Él nunca fue capturado, tal vez, el próximo sacrificio sexual seas tú.

lunes, 25 de octubre de 2010

Mi despedida


Amor de mi vida. Hoy ha sido otra ocasión en la que he esperado por ti, pero la noche ha llegado y nuevamente no has aparecido. Cada día es el mismo, espero sentado en esta silla plenamente ilusionado poder observarte, pero todo queda en nada, en una ilusión que conforme pasa el tiempo se va alejando de mi realidad. Una realidad que me pinta solitario, abandonado, sin nadie a mi lado, sin esperanzas de continuar, sin una sonrisa, sin alegrías, sin ti, sin nada más que mi amarga soledad.

Me siento tan mal, ya no sé qué hacer, no quiero vivir una vida sin ti. Tengo miedo de despertar, resignarme que te he perdido. Si tan sólo tuviera la oportunidad de estrecharte entre mis brazos y te dieras cuenta de lo mucho que te amo y te necesito. Sin tan sólo el destino no hubiera sido tan egoísta entre nosotros. Sin embargo, también quiero agradecerle por haberte conocido, fuiste la única mujer a la que he amado verdaderamente, la única con la que me sentía bien, a tu lado nada me importaba.

Perdóname por todo el daño que inconscientemente te causé, no fue mi intención estar alejados. Siempre guardé la esperanza de hacer una vida juntos; amarte, velar por ti, despertar abrazados cada mañana, cuidarte de todo mal, arroparte en los inviernos, soñar que nada nos podía separar, envejecer con los días. Esos fueron los sueños que guardé, pero como tales, parece que ha llegado el momento de despertar, dejar de dormir, afrontar que, con todo el dolor de mi alma te has desvanecido de mi presencia.

Eternamente estaré aquí. Recuerda con alegría al que te amó todos estos años, no con tristeza, porque el desconsuelo me toca vivirlo a mí. En mi corazón vivirás por siempre, él nunca te abandonará, porque tu nombre continúa grabado muy dentro. No guardo rencor, ni odio, no lo puedo hacer después de toda la felicidad que me regalaste, no puedo hacerlo después de haberme llenado con tantas experiencias maravillosas. Te quedas en fotos y al menos tendré el recuerdo de haber vivido la mejor temporada de mi existencia.

Alberto Sánchez Beltrán.
Eternamente tuyo.
Te amo.

domingo, 24 de octubre de 2010

La casa de Dios


Se rumoraba que en cada misa de los domingos grandes pecados se confesaban en el convento. Se decía que las religiosas llevaban a cabo encuentros sexuales que las involucraban en pasiones prohibidas, pasiones que eran aliviadas entre ellas o con los curas en turno. Aquellas paredes de concreto encubrían las blasfemias que violaban la pureza de las fingidas seguidoras de la cristiandad. No importaba el castigo, la debilidad de la carne por sentir placer estaba por encima de toda creencia. Nadie en esa vieja comarca podía señalar a las hijas de la perdición. Lo único que tenían presente los pobladores, era que ningún ser humano puede guardar su inocencia para siempre, tarde o temprano el deseo te abraza.

Cada noche sucedía. Por los pasillos un erótico aroma se respiraba en el ambiente. Era una extraña combinación; por un lado, cuerpos siendo ultrajados desesperadamente para saciar los más ardientes instintos y, por el otro, ojos de yeso que derramaban amargas lagrimas de sangre por ser testigos conscientes de esas escenas. Poco a poco el convento dejó de ser el lugar donde se veneraba lo divino, se convirtió en un disfrazado burdel donde la ingesta de carne femenina era la principal práctica. Los hábitos largos y de color sombrío fueron cambiados por precarias prendas de color vivo. Se cambió la oración nocturna por las excitantes caricias de la lujuria, y los votos de castidad que una vez fueron jurados quedaron en el olvido.

Ahora ellas andan silenciosas, acechando a la presa; una rebaño de ovejas disfrazadas de salvajes depredadores. Lo que anhelan es la unión de sus cuerpos, lo que desean es el éxtasis del sexo, no importa de quién venga. Se han transformado en prisioneras de sus propios cuerpos. No hay cordura, no existe la voluntad de la razón. Las cadenas de la perdición fue su castigo, pobres de esas almas que caigan en sus afiladas garras. La nueva Gomorra ha renacido. ¿Por qué leer pasajes bíblicos si puedes sentir el fuego vivo de la realidad? Todo lo que debes hacer es penetrar las puertas de lo que un día recibió el nombre de “Casa de Dios”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Te quiero desnuda


Desnuda,
Porque así te recibieron los brazos de este mundo.
Desnuda,
Porque mis ojos no han conocido mejor deleite que observarte.
Desnuda,
Porque debajo de esas ropas se esconde tu escultural figura.
Desnuda,
Porque no hay mejor vestimenta que tu virginal piel.
Desnuda,
Porque me encanta observar aquel lunar que tienes en la cintura.
Desnuda,
Porque mis manos ansían acariciar cada sensible parte de ti.
Desnuda,
Porque deseo llenarte de besos y adueñarme de tu cuerpo.
Desnuda,
Porque con mi lengua necesito escribir mi nombre en tu espalda.
Desnuda,
Porque no quiero que nada se interponga en el calor que siento.
Desnuda,
Porque esta noche quiero que seas completamente mía.
Desnúdate.

martes, 19 de octubre de 2010

Placeres solitarios


Puedo saber lo que hiciste con tan sólo respirar tu esencia. Tu aroma te delata, no puedes ocultar lo que pasó. Ven, no te vayas, te diré lo que tu silenciosa presencia me ha confesado. Estabas en tu habitación envuelta entre esas sábanas de terciopelo negro. Con tus manos, poco a poco fuiste tocando tu desnudo cuerpo. Quisiste parar, pero la necesidad de sentirte deseada ganó a tu decorosa moral. Tu femenina figura se fue cubriendo de excitantes caricias.

Tus senos recibieron con lujuria cada roce de tus dedos, y te diste cuenta que su redondez era realmente exquisita, sin imperfecciones. Tus sensibles pezones se endurecieron, y fueron ultrajados al mismo tiempo que tu corazón comenzaba a palpitar cada vez más fuerte. El deleite que sentías cegaba con un luctuoso listón todas aquellas charlas religiosas que zumbaban en tu cabeza. ¿Te sorprende que conozca tu intimidad?; espera, no bajes la mirada.

Para entonces, en tu entrepierna una lluvia de deseo te empapó. La humedad de tu sexo escurría sin cauce alguno. Sin poder detenerte, introdujiste lentamente dos de tus temblorosos dedos. Sus movimientos circulares te volvían loca. Un placer indescriptible te recorrió de pies a cabeza. Un somnoliento cansancio te abrigó, pero ya no podías negar los placeres solitarios de los que fuiste culpable. ¿Pena?, ¿Por qué? Aquellos que te juzgan no son conocidos por sus actividades altruistas.

domingo, 10 de octubre de 2010

Mi profesora favorita [Parte III]


Cuando Gonzalo despertó, el crepúsculo ya asomaba su presencia, las horas se habían pasado rápidamente. Él pensó que sus padres lo castigarían por llegar tarde a su casa, pero no fue así, de hecho, no se habían dado cuenta que estaba fuera, y no era la primera vez que eso sucedía. Al entrar en su habitación, se miró en el espejo y dijo: “¿Por qué no puedo ser más grande? Si tan solo tuviera más años todo cambiaría”, pero tristemente se dio cuenta del crudo presente. Sin más que seguir lamentándose se recostó en su cama, abrazó su almohada y se quedó nuevamente dormido.

El cantico de un ruiseñor lo despertó a la mañana siguiente. En el camino a su escuela parecía encontrarse con dragones y brujas, pero ya nada importaba, no había por qué temer, pues no hay nada más doloroso que el sufrimiento del corazón. Aquel niño lleno de vida quedó atrás, su caminar se volvió lento, su mirada siempre estaba atenta a sus pasos, dejó de preocuparse por él mismo; ni si quiera se peinaba, y su semblante poco a poco fue entristeciendo. Ya no le importaba nada, ni siquiera ella, aquella que fue la inspiración de sus ilusiones y sueños infantiles se convirtió en una fantasía inalcanzable.

Sandra, su maestra, notó los cambios que Gonzalo había empezado a mostrar, la situación del pequeño era tan evidente que incluso llegó a perjudicar su desempeño académico. No entregaba tareas y no hablaba con nadie. Ante tal situación, tuvo que conversar con él, y lo hizo en uno de los tantos recesos en donde todos los niños salían a jugar. Se acercó a su banca, y le dijo: “Hola Gonza”, él no respondió, pero ella continúo insistiendo: “¿Por qué no sales con tus demás compañeritos? Si quieres voy contigo, ven, anda”, pero no obtuvo nuevamente una respuesta, el caballero del pupitre no dijo absolutamente nada, y en la profesora nació un sentimiento de preocupación.

Al terminar la jornada escolar, Gonzalo guardo sus libros en blanco y cargó en su espalda la pesada mochila con la figura de Snoopy, no había salido del salón cuando tropezó y cayó de rodillas al suelo. Torpemente se levantó y siguió su camino, fue entonces que Sandra lo detuvo, y con la gracia que la caracterizaba se agachó y ató las agujetas de esos tenis con luces de colores. Ella le sonrió y el pequeño no pudo soportar aquel dulce rostro que lo miraba. Sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió para alejarse de su amada. Su maestra no comprendía realmente qué era lo que sucedía.

Apenas había llegado Gonzalo a su casa cuando de pronto sonó el timbre, ¡Vaya sorpresa!, era ella, si, la profesora favorita de ese niño estaba en la puerta. “Hola Gonza, ¿Está tu mamá o tu papá” – le dijo, y él respondió: “No, no han llegado de trabajar”, “¿Puedo pasar? Quiero hablar contigo”, y tímidamente le dijo que sí. Una charla acerca de la preocupación que Sandra sentía al observar a ese muchachito tan cambiado los entretuvo un gran rato. Una insistencia en saber qué le pasaba cortaba el ambiente. Él no sabía qué hacer, por un lado, podía confesar su amor, pero por el otro, un regaño imaginaba en su infantil cabeza. Con la mirada al suelo, casi temblando, sollozó: “Me he enamorado de usted”.

viernes, 8 de octubre de 2010

Soledad, mi vieja amiga


Sé que prometí jamás volver hablar contigo, mucho menos regresar mi mirada hacia ti, pero es que he vivido tanto en tan poco tiempo, que me es imposible soportar esta terrible agonía por mi propia cuenta. Sabes, he reconocido que siempre has estado aquí para mí, porque aún cuando te he gritado que te largaras de mi presencia, me recibes gozosa con un hermoso beso. Ojalá puedas entenderme, pero debes comprender que la felicidad efímera que se presentó en mi momento más débil me hizo pensar que no eras la mejor compañera, pero hoy me doy cuenta que me encontraba en un error, no sólo eres clemente, sino piadosa de recibir mi frágil espíritu con tu frio y fúnebre abrazo.

Mis días se han convertido en una pesadilla, ya no recuerdo lo que era, me he transformado en una sombra de oscura tristeza, mis ilusiones han sido sepultadas en el santuario que construí para cobijar mis sueños, y mi alma, que sufrió sin contemplaciones, ha sido desgarrada con las afiladas garras del rencor y condenada a los más profundos abismos. He vivido solo y asustado en tantas estaciones, que mis miedos se han convertido en odio, y más odio. No puedo luchar contra esta melancolía. Hasta mis huesos se han empapadado de dolor a causa de atormentantes calambres que sufro en el hombro izquierdo. He decidido esperar, dejar que la tristeza venga y me arrope.

Soledad, mi vieja amiga, estoy aquí nuevamente frente a tus caprichos que tienes preparados para mí. Tu semblante no ha cambiado desde aquel día, tu mirada continúa produciéndome una somnolencia que no puedo evitar, y tus heladas manos, siguen incitándome a llorar cada vez que tocas mi rostro. No imagino la vida sin ti, la cruda realidad me hace recordar que me siento devastado, me siento muerto, siento que no tengo salida, incluso, se me ha olvidado cómo vivir en un mundo donde sencillamente no encajo. Por favor, perdóname, con el paso de los años te darás cuenta que estaré siempre a tu lado.

sábado, 2 de octubre de 2010

2 de Octubre del 68

Hace ya 42 años.
En memoria de los caídos.

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jueves, 30 de septiembre de 2010

Caricias


Una caricia puede ser insignificante para otros ojos, pero para los tuyos, un simple roce de mis dedos es suficiente para que te estremezcas. Conozco tus puntos más débiles, las zonas que te producen placer. No fue necesario que las mencionaras, poco a poco las fui descubriendo. Cuando empieza, simplemente te entregas a mi merced, cierras tus ojos y suspiras, débilmente dices que me detenga, pero mis labios ya han alcanzado tu cuello, mi lugar favorito. En ese momento, he dejado huella sobre ti, el perfume que has usado ya se ha fundido con el mío, y mis labios, ellos han acogido tu esencia.

Pero eso solo ha sido el comienzo de un éxtasis venidero. Al entrar en tu habitación tus ropas van cayendo lentamente, en el fondo, una melodía de saxo suave y lenta se puede escuchar. Ahora la desnudez es la única vestimenta que usas, y es un modelo que nunca hubiera podido imaginar. Es entonces que ya no me puedes detener, observar cada gesto que va naciendo en tu rostro es suficiente para que me hagas perder el control. Aquellas sábanas rayadas han sido testigo de lo que ha ocurrido entre nosotros. Cada centímetro de tu cuerpo se ha convertido en mi templo, y es un templo que es muy difícil no venerar, un templo que debo llenar de caricias cada domingo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Perdóname


Perdóname por haber obligado a tu boca decir “Te quiero”,
Perdóname por las noches en vela que he pasado por ti,
Perdóname por los abrazos y los besos que nos dimos,
Perdóname por pretender que todo podría funcionar,
Perdóname por haber pensado que algún día serias mía,
Perdóname por darte tanto sin recibir nada a cambio,
Perdóname por los problemas que te llegué a ocasionar,
Perdóname por amarte hasta la locura y hacerme volar,
Perdóname por mantenerte viva en mi pensamiento,
Perdóname por escribirte esto, será la ultima vez.

martes, 7 de septiembre de 2010

El lamento de Mag


Él le dijo que regresaría, que marchaba a la guerra,
y con lágrimas en los ojos se despidió de ella,
el adiós de los amantes fue cruel y doloroso,
pero su amor era inocente, puro y bondadoso.

Durante el amanecer y en el anochecer esperó,
pero el cartero ningún mensaje le entregó,
abatida por el sufrimiento suspiraba por su amado,
y en aquella mecedora imaginaba el beso anhelado.

Noticias del fin de la guerra habían llegado,
y el sombrío pueblo recibió a sus héroes venerados,
una repentina alegría llenó el corazón de Mag,
pero la ausencia de su amado continuó sin piedad.

En la batalla él encontró esposa y tuvo hijos,
matando aquel amor que algún día estuvo vivo,
envuelta en su tristeza la soledad la devastó,
y Mag solo podría recordar lo mucho que lo amó.

El tiempo pasó y su cabello se pintó de blanco,
pero en el pórtico se le veía sentada en su añejo banco,
su dolor era tan grande que la volvió casi muda,
ahora Mag vive sola y llena de amargura.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Alegoría de tu amor


Incontables son las noches en que no puedo dejar de pensar en ti. Ha sido más de una ocasión en la que te imagino durmiendo a mi lado, inhalando el mismo aire, reposando en tus cálidos pechos y levemente poder escuchar el latido de tu suave corazón. Ese es mi más grande deseo, estrecharte entre mis manos y acariciar tu piel desnuda. Tu ausencia hace que te anhele en cada minuto de mis días, y no sabes el sufrimiento que tengo que soportar, un nudo en la garganta se hace presente, es como si tragara una pastilla en seco, es como si un grito ensordecedor no me dejara en paz, es como si la más tenebrosa oscuridad inundara mi interior y me transportara a los más ardientes infiernos.

Sí, soy un ingenuo soñador, un ser que vive de las ilusiones de tu cariño, pero es que no lo puedo evitar, es lo que tú me has hecho sentir, es lo que tú has despertado en mi sombrío corazón. Besarte es una sensación de letargo, y es precisamente en esos momentos en los que he tenido la maravillosa sensación de sentirme amado, sentir, que estoy en los intensos suspiros que salen de tus labios, sentir, que realmente existes y que te has convertido en la luz de mis pensamientos. Y aunque tu amor no iguale la intensidad que tanto he alucinado, sé que me amas aunque sea un poquito.

Tus dudas y tus miedos son más fuertes que tus deseos de querer, sin embargo, a pesar de todo el mal que inconscientemente me llegues a provocar, te amo. Te amo por quien eres, por la mujer que es dueña de su propia voluntad, de sus propios instintos y por los divinos ojos que hacen perderme en su profundidad. La pasión que vive en mi alma es más fuerte que la razón, y aunque ella me diga que mi error más grande ha sido quererte de más, no me importa. No me importa porque me has revivido de un sueño profundo y con el resplandor de tu presencia has llenado un vacio en mi solitaria alma. Perderte es algo que no soportaría, por eso, prefiero darte mucho, aunque yo no reciba nada a cambio. Con el tiempo, aprenderé a vivir con las sobras de tu cariño.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Momentos


Ayer salí a caminar. Fue una caminata bastante agradable. Sin preocupaciones, sin nada que me molestara, simplemente yo y una extensa lista de mis canciones predilectas. Llegué hasta un pequeño parque en el que había varios niños jugando, la oscuridad de mis ropas y el color vivo de sus sonrisas hacían del momento un extraño contraste. Me quedé sentado en un tronco, no sé por cuanto tiempo, el viento corría libremente por el paisaje, claramente podía ver como arrastraba algunas hojas muertas que fueron parte de majestuosos arboles. En ese momento dirigí la mirada a la puesta del sol, nadie se encontraba junto a mí para admirarla, excepto, por una hilera de hormigas que a sus espaldas cargaban migajas de alimento. Fue entonces que me di cuenta que me encontraba solo, y eso no era ninguna novedad.

Y en esa soledad, mi corazón latió más rápidamente, y empecé a añorarte. Hubiera dado todo por haber sido tu la que estuviera sentada a mi derecha, y ambos compartir el soberbio instante de aquella tarde. Pero todo era una ilusión, una ilusión que perdurará por mucho tiempo. Y aunque he negado que eso pueda afectarme, la verdad es que me duele mucho. Me duele no por la persona que eres conmigo, sino por la necesidad que tengo de estar entre tus brazos y volver a sentirme vivo, sentir, que he encontrado un cálido refugio del que no quiero nunca más partir. En cada hora del día estás presente en mi pensamiento, es algo que no puedo evitar, sencillamente porque eres la mejor dama que he conocido. Sin tu voz murmurando al oído mi nombre y sin las caricias a las que me tienes acostumbrado estoy, completamente perdido.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mis dibujos

En esta ocasión no publicaré un escrito, sino que quiero compartir otra de mis aficiones, el dibujo. Sé que no son una obra de Miguel Ángel, pero son míos, producto de mi imaginación y del ocio de las tardes. Cada uno de ellos tiene un título en Inglés para apreciarlos mejor. Ojalá los disfruten.

lunes, 30 de agosto de 2010

Su nombre es M


Me llamó a su casa, y acudí a su encuentro sin pensarlo dos veces. Me dijo que pasara, que se encontraba sola, su esposo había salido de viaje. Tomó mi mano y me dirigió hasta su alcoba. Vaya, ¡Que aroma!, jamás hubiera imaginado un olor que emitiera tanta dulzura y placer. Simplemente me empujó a su cama y me besó. Ella es distinta, sus juegos de seducción llegan a ser peligrosamente fatales. Su boca, la dulce hoguera de sus besos me hace perder la cordura. Me tiene en sus manos y despierta en mi más que deseos carnales.

Uno de sus juegos favoritos es mordisquear mi cuello, tanto, que me ha llegado a lastimar y hacer brotar sangre de él. Su manto de pasiones pecaminosas me cubre completamente, y es muy difícil escapar. No tiene escrúpulos, es malvada y se ha convertido en mi cruel y sanguinaria amante, pero me gusta, me gusta servirle, me produce placer estar a sus pies y besar su insaciable libido. Su cuerpo es mi templo, un templo que ha empezado a ser mi adoración. Amar es algo que no se puede permitir, prohibición que me obliga a vivir en las sombras. Prefiero eso, a tener que perderla.

sábado, 28 de agosto de 2010

Tu fuego en mí


Noche tras noche es ardiente, no importa si hace frío o llueve, el calor se hace presente, es un calor que me hace transpirar, no por el clima exterior, sino por el cansancio que me haces sentir, que me haces suspirar y que has provocado con la llama de la lujuria.

En cada caricia tu suave cuerpo se va encendiendo, pero no quema, tus besos son férvidos, pero no dejan de ser locamente apasionados, cada poro de ti se llena de sudor y dulcemente empapa tus senos; es una escena única, estás completamente mojada, si, hace calor.

Tu entrepierna ya se encuentra al rojo vivo, y empieza a palpitar, mi boca trata de sosegar la desesperación que estás sintiendo, necesitas más que eso, tus calientes entrañas me han humedecido, hasta que llega, es entonces que todo ese fuego ha sido extinguido.

jueves, 26 de agosto de 2010

¡Sí señora!


A diferencia de las demás, a ella le gusta tener el control. Todas las que han pasado por mi alcoba disfrutaban descubrir el lado oscuro del sexo, pero con M es diferente. Su presencia en las sábanas irradia poder y sensualidad. Es realmente una fiera, me hace revelar nuevas sensaciones de sumisión. Es prepotente, enérgica, abusiva y dominante, pero dueña de una imponente belleza.

Sus oscurecidas vestimentas y sus puntiagudos tacones metálicos son los únicos complementos para pasar una noche inolvidable. Sus largas uñas acarician mi espalda por horas, hasta que llegan a convertirse en profundas heridas. Sus mordidas son suaves y su mirada me hace desearla más y más. No cambiaría por nada lo que me hace mentir. Creo que me he enamorado de ella, de mi ama.

domingo, 22 de agosto de 2010

¿Puedo?


¿Puedo olvidar tu aroma tan dulce que percibo al acercarme?
¿Puedo olvidar tu sonrisa tan bella que me recibe cada que te veo?
¿Puedo olvidar tus cabellos que descansan en tus hombros?
¿Puedo olvidar la forma tan profunda en que me miras?
¿Puedo olvidar tus suaves manos que se unan a las mías?
¿Puedo olvidar esos besos que me hacen olvidar todo mal?
¿Puedo olvidar tu cuello que me fascina acariciarlo y poseerlo?
¿Puedo olvidar tu cintura tan fina que adorna tu cuerpo?
¿Puedo olvidar tu figura iluminada por la luz de la luna?
¿Puedo olvidar tu desnudez y tus suspiros tan frágiles?

¿Puedo?, ¿Realmente podré?, ¡No!, ¡No puedo!
Me estoy volviendo loco.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿De qué me sirve?


¿Realmente me sirve creer en el amor?, ¿Acaso no sería mejor dejar todo como está y detener el sufrimiento que estoy empezando a sentir? Te he entregado completamente mi corazón, sentimientos que estaban guardados y que te han sido dados con el cariño más sincero. A veces te siento tan cerca de mí y pareciera que puedo escuchar tu respirar, pero en otras ocasiones imagino que has cogido tu equipaje y tomado aquel tren para no verme más. ¿De qué me sirve escribirte?, ¿De qué me sirve hacer cosas que jamás me hubiera atrevido hacer?, ¿De qué me sirve soportar risas?, ¿De qué me sirve decir que te amo?, ¿Acaso no lo ves?, ¿O es que no quieres ver? Soy un completo imbécil.

¿Realmente me amas?, No lo sé. Siempre me quedo esperando a que digas esas palabras, alguna frase de cariño que me haga feliz y permitirme volar, pero todo se queda guardado en el silencio. ¿Qué más puedo dar?, ¿Qué más puedo hacer?, ¿Acaso estás jugando?, ¿O acaso eres de las que les gusta ser tratadas mal para poder querer? Yo no soy así, no me gusta ser así; si fuera verdad todo lo que estoy diciendo, entonces estás perdiendo tu tiempo. He sobrellevado desaires y desprecios; ¿Y me ha servido de algo?, ¿Me ha servido venerarte?, ¿Me ha servido ponerte en un pedestal? ¡Carajo!, ¡Que estupidez!, ¿Por qué pienso que eres mía?, si eres solo tuya.

lunes, 2 de agosto de 2010

A tu lado


Ven, acurrúcate en mis brazos, descansa tu cabeza a mi costado. ¿Escuchas el silencio? –Si, es hermoso. ¿Escuchas el latido de mi corazón? –Si, es una dulce melodía. Deja tus preocupaciones por un momento, olvida todo, deja que mi calor te abrigue, deja que mi esencia inunde tus sentidos. Cierra los ojos. Te amo. En este corto tiempo me he dado cuenta que te has convertido en mi necesidad. Dime que me amas, dime que me amas un poquito, ¿no? Dímelo una vez, es todo lo que necesito escuchar de tus labios.

Déjame despertar en las mismas sábanas y recibir la mañana con un beso, un suave beso. Poder acariciarte es un placer que no puedo explicar. Puedo verte tan dulce e inocente. ¿Estarás aquí hasta el final de los días? –Si, no tienes que dudarlo. ¿Dime cuánto tiempo te quedarás conmigo? –Te dedico mi vida entera. –Sólo abrázame. –Eres mi destino; son palabras que nunca me he atrevido a pronunciar. Espera, no dejes de abrazarme, tus brazos son suaves, me hacen pensar que eres de terciopelo. No, no te alejes. El reloj me ha despertado.

domingo, 1 de agosto de 2010

Memorias de mi infancia


No cabe duda que la niñez ha sido una de las etapas más privilegiadas que he vivido. No tenia motivos para preocuparme, todo lo disfrutaba en charola de plata. Crecí en el seno de una familia amorosa, siempre quisieron lo mejor para mí, y lo obtuve. Fue mi mamá quien desde niño poco a poco me introdujo al mundo de la lectura. A los cinco años ella me enseñó a leer. “El gato con botas” se convirtió en el primer cuento que conocí, después vinieron más. Cada vez que regresaba de su trabajo me traía nuevas historias, pequeñas publicaciones infantiles que me hacían creer en la magia: Pinocho, Hansel y Gretel, Pulgarcito, El soldadito de plomo, Moby Dick, El flautista de Hamelín, pero sin duda, mi favorito continua siendo El patito feo. Esas líneas formaban en mi imaginación las escenas de sus personajes; bondad y maldad, hechiceros y caballeros, alegría y tristeza. Disfrutar de las letras se lo debo a ella, a mi mamá.

A mi papá, deportista por naturaleza, le interesaba encaminarme en el mundo del deporte. Mi juego predilecto, básquetbol. En mi cumpleaños número 9 recibí un balón, y al día siguiente juntos construíamos un aro para que pudiera practicar. Él me instruyó, y disfrutaba sus enseñanzas. Cada tarde trataba de mejorar mis encestes, jugaba solo, y eso me aburría. Tal vez mi papá me hizo falta en esos años, sin embargo, siempre hizo su mejor esfuerzo. Tal y como me lo demostró al enseñarme andar en bici. Cuando caí él me ayudó a levantar. Me motivó a ser perseverante y no dejó de acompañarme hasta que aprendí a manejarla. Con el tiempo nuestra relación se fue deteriorando, pero hoy sé que puedo contar con su apoyo, yo era quien no lo quería ver. Es mi padre, y lo quiero mucho.

Como olvidar a mis mascotas; perros, tortugas, peces y conejos han vivido conmigo. Todos han pasado a mejor mundo. Sin embargo, quien llevó la peor parte fue un pequeño conejo (obsequio de la joven que me cuidaba de niño); él dormía en el patio, recuerdo que ponía una caja para que no pasara frío. Esa noche lo alimenté, como siempre hacía, pero al siguiente día me percaté de lo ocurrido, un gato se había saltado la barda y había dejado el piso manchado con sangre, y sobre el pavimento, 2 patas de conejo. Lo único que enterré fueron esas dos extremidades, lo que quedó del señor bigotes. Viví una infancia placentera, no me puedo quejar, de ahí se desprendieron muchos de los capítulos que marcaron mi existencia. La felicidad ha dejado huella en mí, una huella que simplemente me queda por recordar.

Los ángeles de la muerte


Pertenecen a la generación de los malditos. Fueron desterrados del edén. De innegable belleza y un dulce resplandor. Sus pasiones los cegaron. Una ceguera que estaba mediada por la rebeldía y el sentimiento de supremacía. Su condena, continuar siendo ángeles, pero ángeles de la muerte. El día que fueron exiliados el cielo se tiñó de rojo, fuertes gritos se escuchaban en lo alto y poderosos vientos cayeron desde su costas. ¿Su nuevo hogar?; un santuario silencioso, morada de la muerte.

La extraña luz que los iluminaba se ha extinguido, ya no sonríen, no se alimentan, su tez es desolada y fría, y su corazón, se ha convertido en piedra. Simplemente están ahí, en silencio, en calma, observando el tiempo pasar ante sus ojos. Hoy, deben lidiar con el tormentoso abismo de su arrepentimiento, soportar lluvia e inviernos y estaciones que van y vienen. Su castigo, el sufrimiento, un sufrimiento que va creciendo día a día con cada despedida, con cada lecho fúnebre.

Todas las noches se puede escuchar su llanto desesperado en busca de misericordia. Un llanto desgarrador que impulsa a derramar sangre y que clama perdón, que lastima el oído. Pero es en vano. Han estado lastimados por siglos, viviendo en tinieblas y en desolación, y cuando has estado herido y asustado por tanto tiempo, el miedo y el dolor se convierten en odio, y más odio. Toda esperanza se ha perdido. La resignación no ha llegado a sus manos. Al fondo, una débil luz; una pequeña ilusión.

viernes, 30 de julio de 2010

Nostalgia


Hoy es eso uno de esos días en los que la nostalgia me invade. Hace frio, las nubes se han vestido de gris y un tranquilo viento golpea el dintel de mi ventana. Simplemente me quedo recostado y pienso en todo lo que he vivido, el panorama no es agradable. Escuchar “This year's love” hace que la melancolía aumente. Una pareja de ruiseñores han construido su nido en la rama seca de ese árbol, ambos buscan alimento, dos polluelos son fruto de su amor; ¿Acaso me están demostrando que inclusive en el árbol más podrido puede hallarse la vida y el amor?

El cielo ha empezado a llorar, es un llanto silencioso, pausado. He perdido la noción del tiempo. Las ranas emprendieron su melodía, parece que disfrutaron de la lluvia tanto como yo. Un arcoíris ha nacido en lo alto, no tiene color, es pálido y fúnebre, parece que sufre. El sol es amante del día, la luna engalana la noche, la lluvia es hija del cielo, pero, ¿y él?, ¿se encuentra solo?, esperen, la briza lo ha consolado, siempre lo amó en secreto. Han desaparecido, han muerto. ¿Alguien toca mi mano?, no, son mis miedos.

Tengo miedo de equivocarme, de amar y que lastime mi corazón. Mi cariño no es un juego, no es un capricho, te amo, te amo profundamente. La confianza de hacer las cosas poco a poco se va desvaneciendo de mis fortalezas. En lo más recóndito existe el temor de no ser el compañero que buscas. Pero una sinfonía de violines me dice que no tema, que entregue mi corazón como siempre lo he hecho. Esos sueños que han dado vueltas en mi cabeza dejarán de ser ilusiones y serán realidad, una realidad que compartiré contigo. Tengo frio.

El café me abriga, su fino aroma es especial, el vapor que sale de aquella navideña taza ha formado tu figura. Puedo ver tu rostro, realmente eres preciosa. Pensar en ti me reconforta, imaginar tu sonrisa y recordar los besos que nos dimos esa última noche hacen que por un instante la alegría regrese a mi moribundo interior. Pero el vapor se ha desvanecido, tal y como lo hiciste tu. La he pasado añorando lo que alguna vez fue mi vida, todo ha quedado atrás, no es depresión, ni mucho menos soledad, es, nostalgia.

miércoles, 28 de julio de 2010

Tus senos


Desata el corset que me impide admirar completamente tu pecho. Su forma es redonda, son suaves y de un color templado y pálido; en el centro su oscuro pezón que se derrite a mi inquieta lengua y se moja con mi saliva, puedo sentirlos, también son muy cálidos.

Su firmeza me revela que te has excitado. Tú sólo te entregas a mí, nos besamos profundamente pero mis manos no dejan de tocarlos, lentamente voy descendiendo de tu boca, de tu cuello, hasta llegar, débilmente dices ámalos, y eso es lo que hago, amarlos y hastiarme.

Su néctar me emborracha de placer, es un deleite disfrutarlos. Poco a poco mis caricias te hacen vulnerable, aceptas la pasión, insisto con tus pezones, y muerdes de manera cruel la almohada, tu licor ha llegado, no hay mejor sabor que el de tus dulces senos.

Vieja cortesana


Fuiste el deseo de hombres poderosos que caían rendidos ante tus encantos. Mover tus sensuales caderas de izquierda a derecha era suficiente para que los asistentes de aquél burdel te desnudaran con una simple mirada. La rivalidad con las demás prostitutas siempre existió, los clientes te preferían, y la casamentera lo sabía, poseías talento. Siempre obtuviste los mejores obsequios; joyas, abrigos y rosales. En esos días la belleza te acompañaba, qué más anhelar si con un simple chasquido de dedos podías obtener cualquier capricho. ¿Amor?, el único que te demostró un amor puro y sincero lo despreciaste de la manera más ruin, te reíste en la cara del ser que te llegó amar verdaderamente, simplemente por el hecho de ser pobre.

El tiempo siguió su marcha, continuaste disfrutando de los placeres que tu cuerpo te ayudaba a conquistar. Sin embargo, muy dentro de ti, necesitabas el cariño de unos brazos que no sólo te utilizara para derramar sus instintos. Al acostarte con tus clientes siempre esperaste recibir un “Te amo”, pero lo único que obtenías era dinero dejado en las sábanas que cubrían tu cuerpo desnudo. Una noche, por vez primera tu amante predilecto te había rechazado por otra recién llegada, una joven pelirroja de radiante hermosura. ¿Cómo era posible?, lo único que te dijo fue: “Te estas haciendo vieja”. Los asiduos a ese lugar notaron la presencia de aquella criatura de cabellos de fuego, y con los días, llegaste a convertirte en una más.

Los años hicieron lo suyo, la cordura había llegado muy tarde a tu pensamiento. Fue entonces que te diste cuenta de lo que realmente valías. Después de haber vivido una vida de lujos y comodidades, hoy tienes que vagar en las frías calles de la noche en busca de refugio, recordando férvidamente al único que te amó. Ya no posees aquella deslumbrante figura que era objeto de deseo para muchos, tu larga y sedosa cabellera se encuentra repleta de canas, tu paso es lento, tu mirada es triste y tu rostro ha sido marcado con arrugas que son reflejo de lo que has vivido. El reloj de arena que alguna vez estuvo a tu favor y te hizo fantasear en un quimérico mundo, hoy, te ha desconocido, se ha olvidado de ti, y no te queda más que esperar, esperar.

martes, 27 de julio de 2010

Ella


Ella... mi compañera
Ella... mi confidente
Ella... mi atardecer
Ella... mi oscuridad
Ella... mi pesadilla
Ella... mi meretriz
Ella... mi corazón
Ella... mi amante
Ella... mi esclava
Ella... mi amada
Ella... mi futuro
Ella... mi dueña
Ella... mi amiga
Ella... mi sueño
Ella... mi amor
Ella... mi bien
Ella... mi vida
Ella... mi mal
Ella... mi luz
Ella... mi todo.

sábado, 24 de julio de 2010

El obsequio


No era mi cumpleaños, tampoco nuestro aniversario, mucho menos alguna fecha especial para celebrar. Pero gracias por el presente. No necesitaste de caja para depositarlo, no fue necesario un lujoso y fino papel que lo engalanara, no requeriste de tarjeta alguna que anunciara el remitente, vamos, ni siquiera tuviste que derrochar fondos para conseguir un costoso y extravagante objeto que me hiciera reconocer el amor que me tienes. Para entregarlo, simplemente esperaste a que la luna iluminara la solitaria noche y me llamaste a esa habitación de hotel.

Me recibiste recostada, saludé, pero no obtuve respuesta. Al irme acercando hacía ti pude observar el obsequio, sus facciones eran lúgubres y me invitaban al delirio, era adornado de arriba abajo con un luctuoso listón negro. Su piel era rosada, aterciopelada y tenía un aroma realmente exquisito. Mis manos empezaron a palpar lo que me estabas entregando, tu respiración empezó agitarse, el simple contacto de mis dedos te estremecían, hasta que ya no pude más y sentí la necesidad de jalar aquél listón, esa noche, sucedió.

jueves, 22 de julio de 2010

Sin título


Cuando me enteré sentí morir, era como si una estaca afilada y ardiente se hundiera en mi corazón, fue lo más espantoso que había escuchado, y hasta el día de hoy, la herida sigue fresca. He tratado de entender el dolor y la desesperación que has sentido, pero jamás llegaré a comprender del todo lo que has tenido que vivir, sin embargo, pase lo que pase, estaré aquí. En las noches aún me pregunto ¿por qué ella?, era una buena chica, no hacia mal a nadie, una extraña luz brillaba en su bello rostro, ayudaba a sus padres y se preocupaba por su pequeña hermana, ¿dónde estabas en esos momentos Dios?, siempre defendió tu nombre, y siempre me repudiaba cuando te faltaba. No, no es ninguna prueba que le hiciste, no me engañes con eso, le has fallado, y has manchado la poca fe que guardaba con la más putrefacta suciedad.

Esos malditos han apagado tu luz, las ilusiones que tenias de la vida, ahora ya no hay risa, no hay alegrías, te has encerrado en los muros de tu habitación, y me da rabia verte así. Y aunque a partir de todo esto me he llegado a cuestionar sobre la existencia de Dios, sé que esos hijos de perra tendrán su merecido, tal vez no en este mundo, pero lo tendrán, y sufrirán, y todo el daño que te hicieron será remunerado en condenas y castigos. Hoy tienes que cargar con el fruto de ese abuso, ¿deshacerte de él realmente será el alivio que estás buscando?, es una elección difícil que tendrás que decidir sola, pero sabes que aunque no cuentes con el apoyo de nadie, podrás contar conmigo, no es necesario que te lo diga. Saldrás adelante.

lunes, 19 de julio de 2010

Si supieran


Eres buena estudiante, una hija prodigio y el trofeo de tu novio. Quienes tienen la dicha de conocerte admiran esa presencia que impones en el sitio al que te diriges, lo que ellos no saben, es que bajo ese inocente rostro vive una férvida loba con piel de cordero.

Una loba que se ha visto obligada a encubrir su verdadera imagen, y que forzada a jugar cánones sociales que odia y la hacen vomitar. En mí has encontrado una salida a la fría cárcel que rodea tu existir, convirtiéndome en el testigo de tus deseos más oscuros y perversos.

Conmigo no tienes que reprimirte, conozco tu virginal cuerpo y lo que te hace vibrar, gemir y estremecerte locamente cuando te toco. En la alcoba te gusta que lleve el control, amas ser la frágil presa, te mueres por ser mancillada y ultrajada delicadamente, te gusta.

La ardiente lujuria y la pasión son las señoras de tus juegos sexuales; juegos que te convierten en una jugadora dócil y sumisa, pero que te embriagan de placer. Existe una inviolable regla que me has hecho memorizar y jamás olvidar: “Ser tu sanguinario y cruel verdugo”.

Te regocija el dolor, gozas ser castigada por tu complaciente dueño. En esas cuatro paredes has sido vejada y utilizada a mi antojo. Disfrutas ser azotada para después lamer y besar tus heridas. Ver escurrir sangre fresca de tus llagas es una escena orgásmica.

Todo esto es lo que disfrutas hacer conmigo, nadie lo entenderá. Tu posición de familia te ha orillado a ser un títere de sus deseos. Tu pareja sólo ha sabido engañarte y lastimarte con sus mentiras, y yo, no soy más que parte de lo que esconden tus instintos carnales.

jueves, 15 de julio de 2010

Mi amor será eterno


De entre las espinas y la hierba de mi seco jardín, nació una bellísima rosa negra. Sus pétalos son perfectos y el aroma que despide me hace transportar a un viaje de satisfacción que jamás quisiera abandonar. No es como todas las demás flores, esta es especial, es bella entre todas, sus rasgos son delicados, parece que fue pintada con el pincel de la hermosura, pero hay algo que la distingue, se nutre de la luz de la luna y necesita de mi sangre para continuar adornando mi huerto. Puedo pasar horas admirándola y no me canso de hacerlo. Cada vez que trato de acercarme a ella me pincha los dedos, pero sé que no fue intencional, su condición le impide quererme, me ha dicho que desea amarme, pero teme que sus afiladas espinas me lastimen.

Mi amada, si pudiera amarte más lo haría, pero te he entregado todo lo que mi oscuro corazón posee en lo más recóndito, no miento cuando te digo que eres una obra de arte, y aunque te ruborices y una sonrisa se dibuje en tu capullo cuando te lo susurro al oído, sabes que es verdad. La noche ha observado los besos tan profundos que nos hemos dado, y no puede negar que te amo más que a mi propia vida. Estando junto a ti todo pasa tan despacio, las cosas que llenan mi mundo no tienen importancia, solo importamos TU Y YO. Quiero tenerte cerca de mí, ser aquel quien riega diariamente tu follaje, verte florecer en cada luna llena y admirar tu natural silueta.

Eternamente serás parte de mi tétrico jardín, no importa lo que pase, nada se interpondrá en mis sentimientos, me convertiré en tu jardinero al pendiente de tu bienestar, cuidando que no te falte de nada. Podrás mentirme, utilizarme, no me importará, pues la mayor satisfacción que habrá tenido este desdichado habrá sido amarte plenamente, al menos me quedará la dicha de haber vivido feliz una temporada, la más bella de todas. No te preocupes por mí, el recuerdo de esos días no morirá, la llama que hasta hoy arde intensamente dentro de mi frágil interior continuará viva hasta mis últimos días. No temas, jamás dejaré de amarte, antes de hacerlo, las rocas tendrían que sangrar. Te adoro.

miércoles, 14 de julio de 2010

La muerte no logrará separarnos


Dulce Eleonor, ¿qué pasa?, ¿por qué no respondes a mi beso?, ¿por qué no abres los brazos a este desesperado ni das refugio a su dolor? Quizá es un sueño, pero en el sueño puedo verte tan quieta, tan indefensa, tan fría. Amada mía, ¡regresa porfavor!, no me dejes sin tu existencia, te necesito, regresa a mi desconsolado corazón. La partera me dijo que llevas 2 meses en cinta, nuestro bebé será hermoso, tendrá tu espíritu aventurero, tu gentileza, tu gracia, tu sonrisa, tu inteligencia, será nuestra adoración, no puedes abandonarnos, hemos luchado por nuestra felicidad, la vida no puede pagarnos así, no puede arrebatarme de tu lado.

Mi vida, hoy empezó el invierno, y la blanca nieve me trajo a la mente el momento en el que te conocí, ¿lo recuerdas?, fue un viernes y la nevada hizo que todas las personas saliéramos al bosque a buscar leña para apaciguar el luctuoso frio. Cuando te vi ahí, tratando de cargar la pesada hacha me ofrecí a ayudarte, pero mis intenciones estaban disfrazadas solamente para observar más de cerca tú frágil figura, tus delicadas manos, tu negro pelo y tus inocentes ojos, aquel instante fue el más feliz de mi vida, y por vez primera me pregunté si los ángeles podían descender de lo alto para caminar sobre la tierra. Desde ese día supe que eras para mí, y nuestra vida juntos comenzó.

Mi imagen ha cambiado, me he vuelto demacrado y he dejado que en tan poco tiempo la tristeza me vaya consumiendo, algunas canas han nacido en mi cabeza, poco a poco mis fuerzas se van desvaneciendo, te necesito conmigo para sobrevivir, necesito un aliciente por el cual vivir, necesito tu calor, tus caricias. Tus padres me obligaron a llevarte a tu nuevo hogar, un hogar que es frio, oscuro y en donde no podrás moverte, sólo de imaginarte en aquella morada mis ojos se llenan de llanto y un gran nudo en la garganta me impide tranquilizarme. No tengas miedo, no temas, estaré contigo hasta el final de mis días, llegaré a tu encuentro, la muerte no logrará separarnos, no lo hará.

martes, 13 de julio de 2010

Su lúgubre mirada


La conocí a media noche, en uno de esos días en los que el insomnio me invade. La luna era deslumbrante, y una fría brisa inundaba las solitarias calles, desde la ventana de mi habitación pude observarla, vestía un manto negro terciopelo y dulcemente tarareaba una melodía de caja musical, su piel era blanca como la nieve y sus largos y negros cabellos eran movidos rítmicamente por el viento, se detuvo justamente bajo mi alcoba y me miró fijamente, sus ojos eran extrañamente brillantes, tal mirada fue suficiente para aumentar el latido de mi corazón, sentí como un leve respiro llegó hasta mi rostro y me hizo bajar la cabeza, al levantarla, aquella sombría dama ya no estaba ahí, se había ido, así que decidí esperar a que apareciera nuevamente, pero la espera fue en vano, no regresó, cerré la ventana y me dispuse a dormir.

Pero dormir fue imposible, no podía quitar de mi pensamiento sus brillantes ojos. Traté de conseguir el sueño pero era una batalla sin victoria, su mirada estaba ahí, me recosté en varias posiciones tratando de relajarme, pero su mirada estaba ahí, prendí la radio esperando escuchar alguna canción que me calmara, pero la melodía que le escuché tararear estaba en todas las frecuencias, ¿cómo era posible?, ¿qué era exactamente lo que había visto? Repentinamente empecé a sentir escalofríos por el miedo provocado, mi desesperación llegó a tal extremo que sentí la necesidad de dirigirme a la cantina de la sala a tomar una copa de whiskey. Luché por calmarme y explicarme lo sucedido, esto era absurdo, por supuesto que fue un sueño, producto de mi imaginación.

Ante tal conclusión decidí regresar a mi habitación, pero la ventana estaba abierta y una gran corriente de aire había enfriado el lugar, estar ahí era como estar en una nevada, hacía mucho frio. Tuve que coger una manta y cubrirme, me acerqué a la ventana para cerrarla, pero comencé a temblar, mi quijada vibraba, quise correr pero no pude, la luna brillante que estaba presente hace unas horas había sido cubierta por una oscuridad muy densa, y en el tenebroso cielo ahora se dibujaban los brillantes ojos de aquella dama. Desde esa ocasión no he vuelto a dormir, cada noche su lúgubre mirada me continúa atormentando, sus ojos siguen fijos en el cielo, no parpadean, me ven, me observan...

domingo, 4 de julio de 2010

Ella sigue aquí


Pensé que ya te habías marchado, pues me diste motivos para que en mi rostro se dibujara una sonrisa. Sin embargo hoy me doy cuenta que jamás me has abandonado, y parece que nunca lo harás. Has estado presente en cada sueño, en cada respirar. ¿Qué te puedo decir?, mi fiel y dulce compañera, la que en las sombras me protege con su frio abrazo y silenciosamente me dice: “Estoy aquí”.

Te conozco desde hace mucho, me enamoraste, me hiciste tocarte y refugiarme en ti. Traté de huirte, pero tus ardientes caricias sobrepasan la poca fuerza que me queda. Traté de negarte, pero tu triste melodía me hipnotiza. ¡Oh preciosa!, ¡Mi amada!, aquella que es temida y odiada, aquella que es repudiada y golpeada con mentiras absurdas, aquella que descansa en un sueño profundo y vive en el corazón de la gente, aquella…, aquella…, aquella a la que todos llaman… SOLEDAD.

domingo, 27 de junio de 2010

Disfrutando la soledad


Nuevamente me encuentro solo, sin compañía alguna y sin alguien con quien conversar. Pero asombrosamente no me siento triste, de hecho, hasta cierto punto me siento bien, creo que poco a poco he ido aprendiendo a disfrutar de mi propia soledad. Después de que el semestre terminó y me gané ciertas enemistades, me da gusto poder disfrutar las vacaciones que apenas inician y tener la oportunidad de refugiarme en mi habitación, aunque sombría y solitaria, siempre la he considerado mi refugio en donde puedo externar todo aquello que me molesta, me hace sentir mal y me incomoda.

Lo que me gusta de mi casa es que puedo subir a la azotea del segundo piso y observar como el viento –típico de estas fechas– mueve la gran cantidad de arboles que se ven desde arriba, especialmente el atardecer, la vista es magnifica desde ahí, me relaja admirar la huida del sol a la noche. Como me gustaría dormir arriba, alguno de estos días lo haré, ¿pero que pasaría si la “lechuza” vuelve a pararse en aquel tétrico árbol seco?, ¿será verdad que cuando el ave canta el indio muere?, vaya criatura, realmente es imponente, sale de noche, todos le temen y posee un par de ojos realmente penetrantes.

La verdad es que lloro como un niño pequeño, me siento como perro hambriento deambulando por las calles. Sin embargo doy gracias a Dios por permitirme la vida, trataré de ser feliz, sólo que me llevará algo de tiempo, ¿aún así sigo siendo tu hijo no?

sábado, 26 de junio de 2010

Mi profesora favorita [Parte II]


Después de ese tierno abrazo que Gonzalo había propiciado a su profesora, ella simplemente pensó que era un saludo, pues ¿qué tipo de relación se puede esperar de una maestra y un alumno viviendo en plena infancia? Sin embargo, para el caballero del pupitre del salón, ese abrazo significó tocar un ángel y darse cuenta por primera vez que no sólo las flores despiden bellos aromas que dan satisfacción al olfato.

En cuanto a la rosa, la maestra se quedó realmente admirada por su hermosura, la colocó dentro de un jarrón con agua y lo puso en su escritorio. Gracias Gonza, vente, esperemos a tus demás compañeros – le dijo la profesora –. El pequeño niño no podía ser más feliz, e inconscientemente se le dibujó una sonrisa en su rostro. La jornada escolar transcurrió tranquilamente, todos trabajaban, pero nadie se podía percatar que una fiesta de fuegos artificiales se celebraba en lo más profundo de aquel inocente enamorado de su maestra.

Cuando llegó la hora de salida, los niños se dieron prisa en guardar sus cuadernos y libros en su mochila, excepto Gonzalo. Él se tomaba todo el tiempo del mundo para poder acompañar a la princesa de sus cuentos a la puerta de su escuela, y al no imaginarse lo que su pequeño estudiante sentía, ambos se decían adiós mediante un inocente y cariñoso beso en la mejilla. Cual fue la sorpresa para el pequeño cuando de la nada apareció un auto bastante lujoso conducido por un joven trajeado y sonriéndole a la maestra, lo peor, era que ella devolvía el saludo con un beso y subió al auto, alejándose y perdiéndose entre las calles.

Gonzalo estaba destrozado, una leve brisa movía sus cabellos y de sus infantiles ojos brotaban lágrimas que escurrían y lavaban el beso que le había dado su profesora favorita. Sus impulsos lo forjaron a correr lo más rápido que podía, el tiempo se detuvo y en su mente sólo estaba presente aquella imagen tan dolorosa. Corrió hasta llegar a un paraje alejado de todo, en donde había una gran cantidad de arboles y un pequeño riachuelo que bajaba de las montañas.

Nuestro caballero que disfrutaba de aquellas historias de fantasía simplemente se recostó entre la hierba y lloró como nunca antes, en tan poco tiempo había conocido la dicha de su primer amor y en tan poco tiempo ese amor también le había destrozado el corazón. Los minutos pasaron, y poco a poco fue entrecerrando sus ojos, pero antes de quedarse dormido, débilmente, casi sin voz, se dijo: “¿Por qué?”.

viernes, 25 de junio de 2010

Revolución Social


Siempre he tenido gran afición a leer historias sobre los diversos movimientos que se dieron en los años 50´s, 60´s y 70´s. Y honestamente me sorprende la manera en cómo las personas eran movidas por un mismo fin, luchando por sus ideales, en contra de la opresión y en beneficio del pueblo. Desgraciadamente, aquellos años en donde las revoluciones sociales de distinta índole tuvieron lugar han pasado a la historia.

Pero, ¿dónde ha quedado el valor que caracterizaba al pueblo de esas época gloriosas?, ¿será posible que no hayamos aprendido nada de los hippies, los punks, los góticos, de los caudillos revolucionaros y tantos más personajes que lucharon por la igualdad? Me da mucha tristeza que muy poca gente distinga la calidad de las personas y simplemente se base en lo superficial y en lo material para emitir juicios. Es triste observar como la juventud valiente y honesta consigo misma que hubo en los primeros años del surgimiento del México contemporáneo se ha perdido.

Hoy, importa más vestir bien y usar ropa de calidad, hoy, importa más celebrar el equipo que mete más goles, hoy, importa discriminarnos entre nuestros propios compatriotas, hoy, importa el desarrollo del rico y del poderoso, hoy, importa ser manejados por el consumismo y los medios de comunicación, hoy, importa la letanía del capitalismo. Lo curioso es que lo que menos importa, son, nuestros ideales.

Y es por ellos por los que siempre lucharé, por mis ideales, porque creo en una sociedad digna y sin distinciones sociales, porque creo que el trabajo dignifica al hombre y porque nunca dejaré que mi ideología se vea oprimida, y lo más importante, lucharé por todo lo que aquellos movimientos sociales, hippies, juveniles y culturales me han enseñado.

"VIVA EL AMOR Y LA PAZ"

sábado, 15 de mayo de 2010

Día del Maestro

Fue un 15 de mayo de 1918 en el gobierno de Venustiano Carranza, cuando esa fecha se instituyó como el Día del Maestro. En la actualidad, dicha celebración sigue llevándose a cabo, dignificando con homenajes y festejos a quienes ejercen esa profesión. ¿Pero por qué reconocer la labor de nuestros profesores?, precisamente porque son los encargados de formar a las nuevas generaciones y tratar de que las condiciones de vida de nuestros alumnos mejoren.

Quizá habrá quienes piensen que un salario es la mejor recompensa después de un arduo trabajo -por supuesto que es importante, no lo voy a negar- pero el mejor galardón que puede existir, es el que viene de los alumnos, de los padres y del pueblo al que sirve.

Felicidades a los que fueron y siguen siendo mis maestros. Sólo recuerden que el Día del Maestro es una conmemoración que se debe disfrutar diariamente en el aula.