domingo, 27 de marzo de 2011

Sin ti


Al parecer, se acerca el final de nuestra historia. Han pasado diez meses desde que aquel sueño comenzó. Amé, reí, lloré y aprendí a tu lado. Si, corazón, fui feliz en tus brazos, fui feliz en tu cuerpo, me enseñaste un mundo que sólo contigo pude conocer. Pero después de todo este tiempo. Después de todo lo que viví por ti. Después de aquello que hice y que nunca imaginé hacer. Vienes, y me dices, que no sabes si realmente podrás luchar contra todos para defender el amor que nos une. Entre esas dolorosas palabras mi mundo se detiene. Es inutil contener mi llanto. Mi vida, me has golpeado donde más temía. Me falta el aire, no puedo respirar, no puedo soportar este sufrimiento.

Estúpidamente pensé que yo significaba algo para ti, que equivocado estaba. Yo no me arrepiento de nada como tú dices estarlo, ni tampoco fue un error hablarte de frente. Al contrario, jamás me importaron las consecuencias, no me importó jugarme la vida ante las miradas de otros, nunca hice caso de lo que decían a nuestras espaldas. Desgraciadamente para ti, eso representa una gran cruz que no estás dispuesta a cargar, son más importantes tu moral y tus prejuicios que todo el amor y el cariño que te entregué. Me duele tanto que no te atrevas a salvar lo que guardaba para ti. No sé qué voy a ser. No quiero pensar cómo serán los días venideros sin tu luz. Si sucediera, entonces sería mejor imaginar que estoy... muerto.

miércoles, 23 de marzo de 2011

La realidad


Sabes, todavía no logro entender la razón por la que permito que me trates así. He sido sincero y te he hablado del profundo sentimiento que guarda mi corazón. Tal vez, ese ha sido mi mayor error, y cada día que pasa me pongo a pensar que es verdad el dicho tan popular que se dice entre la gente: “Ni todo el amor, ni todo el dinero”. En algunas ocasiones siento la certeza de tus emociones, noto que realmente me amas, o mínimo, de que sientes algo por mí, y déjame confesarte que son esos momentos los que me llenan de valor, los que me dicen al oído: “Anda, se valiente”. Cuando estamos juntos no me importa nada, no me interesa el sufrimiento, lo único que vale es que estoy contigo, y si para hacerlo tengo que soportar el dolor de la condena, lo haré.

Pero cuando me voy de tus brazos y el mundo en el que transito hacen que despierte del sueño, toda esa valentía que sembraste en mi alma, decae. Me envuelve el miedo. Me convierto en un peregrino que busca una vana esperanza entre la multitud. Y con tu actitud de indiferencia lo único que logras es empeorar mi desesperación. Te llamo, grito con todas mis fuerzas tu nombre, pero parece que nuevamente he quedado en segundo lugar. Ciertamente, es una realidad decir que a los ojos de los demás somos dos extraños. No sé cuanto más he de soportar lo que me dijiste aquella vez: “Si nos encontramos por las calles, lo único que puedo darte es un saludo, ni siquiera un apretón de manos”. ¿Hasta cuándo amor mío? Hoy, sólo quiero encontrar la salida, de esta, mi cruel agonía.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Yo confieso [Parte I]


Que de niño me daba miedo estar solo en la oscuridad
Que mi primer beso fue a los trece
Que lloré como un bebé cuando mi primera novia me dejó
Que por despecho rompí su fotografía
Que la primera vez fue a los quince

Que disfruto la soledad más que cualquier otra cosa
Que mi música favorita es el heavy metal
Que me gusta el cine de terror en blanco y negro
Que mi modelo ideal de mujer son las góticas
Que creo en un Dios pero no en una religión

Que me enamoré de alguien que no estaba a mi lado
Que disfruto plenamente del sexo
Que no tengo tabúes ni tampoco prejuicios absurdos
Que he tenido experiencias sádicas
Que he estado con mujeres mayores que yo

Que estoy enamorado nuevamente
Que ella me dobla la edad
Que me fascina su manera de ser conmigo
Que la amo con todo la fuerza de mi corazón
Que el amor ha sido la razón de todos mis pecados.

... He confesado...

Te extraño


Pero más que extrañar tu amor, extraño la dulzura de tus besos y la lujuria de tus deseos. Extraño que me utilices a tu antojo. Extraño tus suaves y recatadas manos. Extraño tu manera de acariciarme por encima de mi pantalón. Extraño tu habilidad para desabrocharlo. Y tu boca, ¡ah, tu boca!; la extraño, extraño su calor y su humedad. Extraño el placer que me hacías sentir y las gotas de sudor que escurrían por mi frente. Extraño los juegos que siempre aumentaban mi sed de pasión.

Extraño, tu obsesión de llevar el control. Extraño la sensualidad que tenías para desprenderte de tus ropas. Extraño tu mirada insinuante al acercarte. Extraño el delicioso aroma de tu sexo. Extraño tenerte sobre mí. Extraño tus mordidas. Extraño tus uñas recorriendo mi piel. Extraño el movimiento de tus caderas y la presión que me provocabas. Extraño tus agitados suspiros y el ultraje que le rendías a tus senos. Extraño el final. Extraño verte dormir desnuda. Extraño ser tuyo.

martes, 15 de marzo de 2011

Hasta luego


Te respondo de la forma en que me la pediste.

Ha pasado una semana desde tu llamada, y te he de ser honesto, no recordaba tu número. Me hablas, para confesarme que me extrañas y que dejarme fue un error, y me dices, me suplicas, que nos veamos en la ciudad que fue testigo de aquello que vivimos. Por un instante, en mi memoria renacen momentos que tuve que sepultar por tu partida, por tu adiós, y pienso, que no es justo que aparezcas nuevamente en mi vida tratando de que olvide todo y que regrese a tus brazos. Si, no negaré que a tu lado fui feliz, que eres una mujer muy hermosa y que me enseñaste un mundo completamente nuevo: ¡Que días!

Pero de la misma manera en que caé la ultima hoja del otoño, lo nuestro pasó, la llama se desvaneció con la luz del día, no hay más que cenizas. En mi corazón, sólo permanecen recuerdos de tu presencia, y de tu amor, no queda más que su sombra. Ojalá puedas perdonarme y renacer como lo hice yo, y comprendas, que mi cariño lo tiene otra, y que a pesar de todas las circunstancias a las que me estoy enfrentando, soy realmente feliz. No te guardo rencor, de verdad, ni siquiera lo pienses. Te fuiste pensando que era lo mejor, y hoy, me voy yo con la seguridad de que es lo mejor. Encontrarás la felicidad.

Alberto.

Existir


... Existo...
Porque te conocí
Porque probé tus labios
Porque hemos reído juntos
Porque me gusta observarte
Porque te he tomado de la mano
Porque he dormido en tus brazos

... Dejaría de existir...

Si me dijeras adiós
Si no escuchara tu voz
Si no me dejaras verte
Si me negaras tu sonrisa
Si me prohibieras tu cariño
Si me gritaras que te deje en paz

... Sé que existiré por siempre...

Cuando solloces: Te amo
Cuando extrañes mi presencia
Cuando me busques entre la multitud
Cuando me prometas que serás sólo mía
Cuando entre besos me pidieras quedarme
Cuando me escribas lo que yo te escribo a ti

La decisión es tuya