miércoles, 10 de noviembre de 2010

El verdadero amor no ha de morir


Si nunca me casé, es porque no podía soportar la idea de que otras manos tocaran mi cuerpo desnudo; aquello sería como ejercer la prostitución.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La frase, la mini-ficción, o como pueda catalogarse (no soy muy entendido al respecto), tiene mucho jugo, harto jugo dirían por ahí; y entonces surge la pregunta obligada: ¿por qué luce olvidada aquella 'cosa' que bien podría ser explotada? ^^


Saludos desde 'aquí cerca'.