lunes, 25 de octubre de 2010

Mi despedida


Amor de mi vida. Hoy ha sido otra ocasión en la que he esperado por ti, pero la noche ha llegado y nuevamente no has aparecido. Cada día es el mismo, espero sentado en esta silla plenamente ilusionado poder observarte, pero todo queda en nada, en una ilusión que conforme pasa el tiempo se va alejando de mi realidad. Una realidad que me pinta solitario, abandonado, sin nadie a mi lado, sin esperanzas de continuar, sin una sonrisa, sin alegrías, sin ti, sin nada más que mi amarga soledad.

Me siento tan mal, ya no sé qué hacer, no quiero vivir una vida sin ti. Tengo miedo de despertar, resignarme que te he perdido. Si tan sólo tuviera la oportunidad de estrecharte entre mis brazos y te dieras cuenta de lo mucho que te amo y te necesito. Sin tan sólo el destino no hubiera sido tan egoísta entre nosotros. Sin embargo, también quiero agradecerle por haberte conocido, fuiste la única mujer a la que he amado verdaderamente, la única con la que me sentía bien, a tu lado nada me importaba.

Perdóname por todo el daño que inconscientemente te causé, no fue mi intención estar alejados. Siempre guardé la esperanza de hacer una vida juntos; amarte, velar por ti, despertar abrazados cada mañana, cuidarte de todo mal, arroparte en los inviernos, soñar que nada nos podía separar, envejecer con los días. Esos fueron los sueños que guardé, pero como tales, parece que ha llegado el momento de despertar, dejar de dormir, afrontar que, con todo el dolor de mi alma te has desvanecido de mi presencia.

Eternamente estaré aquí. Recuerda con alegría al que te amó todos estos años, no con tristeza, porque el desconsuelo me toca vivirlo a mí. En mi corazón vivirás por siempre, él nunca te abandonará, porque tu nombre continúa grabado muy dentro. No guardo rencor, ni odio, no lo puedo hacer después de toda la felicidad que me regalaste, no puedo hacerlo después de haberme llenado con tantas experiencias maravillosas. Te quedas en fotos y al menos tendré el recuerdo de haber vivido la mejor temporada de mi existencia.

Alberto Sánchez Beltrán.
Eternamente tuyo.
Te amo.

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